LECTURAS, LECTIO DIVINA Y REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS DE TODOS LOS DÍAS

Cargando Eventos

« Todos los Eventos

Reflexión.

diciembre 4

En la primera lectura del libro de Isaías, se nos presenta una imagen poderosa de un banquete celestial, donde el Señor prepara un festín para todos los pueblos. Este símbolo de abundancia y celebración nos invita a contemplar la generosidad de Dios, que no solo promete satisfacción espiritual, sino que también busca eliminar el sufrimiento y la muerte de nuestras vidas. La promesa de que el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros nos recuerda que, en medio de nuestras luchas y aflicciones, hay una esperanza de redención y consuelo. La frase «Aquí está nuestro Dios» resuena con fuerza, invitándonos a reconocer su presencia activa en nuestra historia y en nuestra vida cotidiana.

El Salmo 22 complementa esta visión, describiendo al Señor como nuestro pastor que nos guía y cuida. La imagen del pastor que nos lleva a verdes praderas y aguas tranquilas es un recordatorio de que, incluso en los momentos de oscuridad y dificultad, podemos encontrar refugio y seguridad en su amor y misericordia. La promesa de habitar en la casa del Señor por años sin término refleja el deseo humano de pertenencia y comunidad, de encontrar un espacio donde seamos acogidos y amados incondicionalmente.

El evangelio de Mateo nos muestra a Jesús en acción, sanando a los que sufren y alimentando a una multitud hambrienta. Su compasión por la gente es palpable; no solo se preocupa por su bienestar físico, sino que también se interesa por su estado espiritual al querer que no se marchen en ayunas. Este gesto de multiplicar los panes y los peces no solo es un milagro, sino que simboliza la abundancia de la gracia de Dios que se derrama sobre nosotros. Nos enseña que, aunque a veces nos sintamos limitados y sin recursos, la fe en Cristo puede transformar lo poco que tenemos en una bendición abundante.

En conjunto, estas lecturas nos inspiran a vivir con esperanza y confianza en la providencia divina. Nos recuerdan que, en este tiempo de Adviento, estamos llamados a prepararnos para la llegada del Salvador, quien viene a traernos alegría, sanación y abundancia. La invitación es a abrir nuestros corazones, a reconocer nuestras necesidades y a compartir con generosidad lo que hemos recibido. Al hacerlo, nos convertimos también en instrumentos de la compasión de Dios en el mundo, llevando esperanza y alimento espiritual a aquellos que nos rodean. En este camino de espera y preparación, podemos encontrar consuelo en la certeza de que, al igual que en las promesas de Isaías y en las acciones de Jesús, Dios está siempre presente, dispuesto a saciarnos y a guiarnos.

Por: Silvano Anacona Ultengo.

Imprimir o guardar en PDF

Detalles

Fecha:
diciembre 4
Categoría del Evento:
Etiquetas del Evento:

Versículo del Día

«El Señor es mi pastor, nada me falta.» – Salmo 23,1

Volver arriba