Día 7 de Enero
Memoria
Sor Lindalva Justo de Oliveira nació el 20 de octubre de 1953 en Sitio Malhada de Areira, Açu, Brasil.
Desde la infancia se destacó por un amor particular por los más necesitados. Como Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, sirvió a los pobres y a los ancianos. Fue un ejemplo eximio en el trabajo, en la entrega y en el fomento del espíritu de comunión con todos, en particular con las Hermanas. Su servicio de caridad creció sin descanso y defendió esforzadamente su virginidad hasta la muerte. Coronada con el don del martirio, murió el 9 de abril de 1993 en Salvador Bahía, y fue beatificada el 2 de diciembre de 2007 en la misma ciudad.
INVITATORIO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant.Venid adoremos al Señor, Rey de los vírgenes
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid adoremos al Señor, Rey de los vírgenes
Himno a Sor Lindalva
Nos apremia tu amor, sierva entregada,
siguiendo a Cristo, el fiel Pastor amado.
Tu vida fue semilla consagrada,
fuego de amor en cruz inmolado.
Esperaste al Señor en tu camino,
con gozo y fe abrazaste tu misión,
ser luz en los ancianos y en los niños,
servir a Cristo fue tu bendición.
Tu fe fue antorcha firme y encendida,
en medio del dolor y la fatiga,
y tu martirio, flor de amor rendida,
selló tu entrega, sierva bendecida.
Hoy gozas ya las bodas del Cordero,
testigo fiel en el amor más puro.
Que nuestra llama no se apague en sueños,
despierta siempre al Señor seguro.
Demos gracias a Dios por tu memoria,
Sor Lindalva, mártir del Salvador,
y que en vigilia esperemos la gloria,
siendo luz y testigos de su amor. Amén.
SALMOS CORRESPONDIENTES DEL DÍA.
LECTURA BREVE Ct 8, 7
Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.
RESPONSORIO BREVE
V. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
V. Tu rostro buscaré, Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. “Hijas mías, por una Hermana que reciba el martirio, vendrán otras muchas; su sangre será como una semilla que dará fruto y un fruto abundante. La sangre de nuestras Hermanas hará que vengan otras muchas y merecerá que Dios les conceda a las que quedan la gracia de santificarse” (S.V.P IX, p. 1088).
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. “Hijas mías, por una Hermana que reciba el martirio, vendrán otras muchas; su sangre será como una semilla que dará fruto y un fruto abundante. La sangre de nuestras Hermanas hará que vengan otras muchas y merecerá que Dios les conceda a las que quedan la gracia de santificarse” (S.V.P IX, p. 1088).
PRECES
Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, en esta memoria de Sor Lindalva Justo de Olivera, mártir y supliquémosle diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.
Señor Jesucristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,
-concédenos que nada nos aparte de tu amor.
Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,
-por su intercesión concédenos recibirte siempre con pureza de corazón.
Por intercesión de las santas vírgenes que te sirvieron siempre con fidelidad
Consagradas a ti en cuerpo y alma,
-ayúdanos Señor a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.
Señor Jesús, esposo que haz de venir y a quién las vírgenes prudentes esperaban,
-concédenos que aguardemos tu retorno glorioso con una esperanza activa.
Por intercesión de la beata Sor Lindalva Justo de Oliveira, que fue virgen sensata y una de las prudentes,
-concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:
Padre nuestro…
ORACIÓN
Oh Dios, que en la beata Sor Lindalva Justo de Oliveira has consagrado la corona del martirio y el servicio virginal a los pobres; concédenos que por su intercesión y realizando las obras de tu amor, sepamos ofrecerte nuestra vida como sacrificio agradable. Por Nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.