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Día 3 Novena 2024 en Honor a la Virgen Milagrosa

noviembre 20

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Padre misericordioso, que en tu inmenso amor nos has dado el signo maravilloso de la maternidad divina de María, por quien nos llegó Cristo, nuestro Salvador. Te pedimos que, de la mano de Ella, podamos caminar por este mundo sembrando semillas de justicia y paz, construyendo juntos espacios donde se haga visible tu Reino en medio de nuestros hermanos y hermanas que más sufren.

Padre amoroso, llenos de una esperanza renovada que María nos inspira, nos presentamos ante ti con el corazón sediento y necesitado de tu Palabra. Al meditarla cada día en esta novena, concédenos la gracia de abrirnos al don de la conversión, para que, siendo verdaderos discípulos y misioneros de Cristo, podamos anunciar con gozo la Medalla Milagrosa como un signo profético de tu amor y misericordia para nuestro tiempo.
Padrenuestro.
Gloria.

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Madre, Camino de Esperanza, tú que fuiste iluminada por la fe y creíste en la Palabra de Dios, acompáñanos en esta novena que dirigimos en tu honor, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que, reunidos en torno a tu Hijo, podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.

Tus rayos nos infunden la certeza de que nuestra historia está confiada a la infinita misericordia de Dios, quien nos ama y nos ilumina en las noches más oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy, más que nunca, elevamos nuestro clamor al cielo, implorando un nuevo renacer. Ayúdanos a sembrar en nuestros corazones la Palabra del Señor y a proclamarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.

  • Oh María sin pecado concebida- Rogad por nosotros que recurrimos a vos

TERCER DÍA
Esperanza para los pobres

 Signo: Se puede preparar un camino o sendero donde a lo largo de él se encuentren diversas representaciones de la pobreza: una casa de madera, unas muletas, imágenes de familias en situaciones de necesidad, utensilios humildes, entre otros. 

Comentario inicial:
La Medalla Milagrosa es un signo sencillo, accesible a los humildes y sencillos de corazón de los que habla el Evangelio. Nos compromete a todos a cambiar nuestra forma de ser y a dejarnos formar por los valores de la casa de Nazaret, para ser instrumentos de caridad en medio de los empobrecidos del mundo.

 Canto: Milagrosa, regalo de amor.

Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, – porque ninguna cosa es imposible para Dios.» -Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. Palabra del Señor.

Reflexión:

Santa Catalina Labouré ingresó al seminario de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, una comunidad que, desde 1633, se ha caracterizado por su servicio a los pobres y marginados. San Vicente es el patrono universal de las obras de caridad, y no es casualidad que la Santísima Virgen María haya escogido esta pequeña comunidad para entregar la Medalla Milagrosa, la cual es considerada un «pequeño Evangelio» que los humildes y sencillos del Reino pueden comprender fácilmente.

La Medalla no es un amuleto ni un talismán para la buena suerte; es, por el contrario, un signo que nos habla de aquellos que son señalados como pequeños y sencillos a los ojos del mundo. No es para vanagloria ni para demostrar poder como una joya más, sino que representa el valor que tienen los marginados para Dios. Portar la Medalla implica una responsabilidad social y debe estar acompañada de actos de misericordia que nos identifiquen como seguidores de Jesús.

La Virgen María es un camino de esperanza para los pobres, ya que ella misma, siendo una humilde campesina de Nazaret, recibió la gracia inigualable de ser la portadora del Verbo encarnado. Sin embargo, nunca permitió que esta dignidad la apartara de la realidad de su pueblo. Al contrario, se reconoció a sí misma como la humilde esclava del Señor, como lo expresa en el Magníficat: “Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes; a los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada” (Lucas 1,52-53).

Preguntas:

  1. ¿Qué mensaje de salvación trae la Medalla Milagrosa para los empobrecidos del mundo?
  2. ¿Qué compromiso social implica llevar la Medalla Milagrosa en el pecho?

GOZOS

Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti.)

Madre Milagrosa, de ternura y compasión
Que haciendo historia de salvación
Vas caminando siempre con tu pueblo
Que a ti clama en la aflicción.

En mil ochocientos treinta,
En Francia, Calle del Bac,
A una pobre novicia,
La virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente
Noche silenciosa de julio
Cuando la Madre dejó su trono
Y en una pequeña capilla se presentó.

Siendo la media noche
Un Ángel se apareció
Para darle un anuncio
De parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo
Las puertas se iban abriendo
Y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.

La voz del cielo anunciaba
Que la madre llegó.
La sede sacerdotal
Con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
Sus manos colocó
En las piernas de la Madre
Y misión ella le encomendó.

En una mañana de noviembre
Los sentidos no lo percibieron
Pero un corazón atento
Nuevamente a la Madre observó;
Las insignias de la medalla
Que Catalina vio, se han convertido
En fuente de milagro y amor.

“Haz acuñar una medalla”
La Virgen le pidió
Para ser portada por los fieles
Con gran devoción.
Madre Santa, tu gran
Medalla es emblema de tu amor,
Hoy nosotros la portamos
En señal de filiación.

Sea por Jesús, sea por María
Sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
Alcancemos la gracia de convertir
Nuestros dolores en alegrías.

ORACIONES FINALES

Gozos opcionales
Estribillo:
¡Oh Virgen Milagrosa, llena de gracia!
Tu Medalla es signo de amor sin fin,
en tus brazos se abraza la esperanza,
y en tu luz hallamos el camino divino.

I

En la Medalla brilla la luz del cielo,
la cruz que aplasta toda oscuridad;
tus rayos, oh Madre, son puro anhelo
de guiar a tus hijos hacia la verdad.

II

Como el globo terráqueo en tus manos,
representas al mundo con tu amor maternal,
eres la Madre que escucha y acompaña,
y en tu ternura, hallamos el consuelo cabal.

III

Las doce estrellas que adornan tu manto,
reflejan al pueblo de Dios con fervor,
en su unión y en su fe se encuentra el canto
que celebra la vida en tu amor y esplendor.

IV

En el corazón de Jesús y el tuyo,
late fuerte la redención del pecador;
con tu mirada, transformas el murmullo
en melodía de amor y de salvación.

V

Oh Virgen Milagrosa, en ti se revela
la gracia divina que al mundo renueva,
tu Medalla es el signo que consuela,
un faro en la tormenta que siempre nos eleva.

VI

A ti elevamos nuestras súplicas, Madre,
en cada misterio, en cada aflicción;
tu presencia nos guía y nunca se acabe
la esperanza que brota de tu corazón.

(Se sugiere escoger alguna de las que presentamos a continuación)

Consagración al Hogar:

¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan.
Que nuestra casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y por el perfecto abandono a la Divina Providencia.
Vela sobre cuantos lo habita; ayúdales a vivir cristianamente; cúbrelos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh bondadosa Virgen María! Formar de nuevo en el cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado. Amén

Oración a la Virgen Milagrosa

Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.
En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.

Bendita sea tu pureza

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.

Salve Regina

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oremos: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

Sub tuum

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.

Acordaos

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

Detalles

Fecha:
noviembre 20
Categoría del Evento:
Etiquetas del Evento:

Versículo del Día

“El Señor es mi pastor, nada me falta.” – Salmo 23,1

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