La encíclica Dilexit Nos del Papa Francisco aborda el amor humano y divino a través del Corazón de Jesús. Comienza recordando que Jesús nos ha amado primero, invitándonos a confiar plenamente en su amor (Rm 8,37-39; Jn 15,9). El Papa subraya la importancia del «corazón» como símbolo, considerando que, más allá de ser un órgano físico, representa el centro espiritual y emocional del ser humano, lugar donde se fraguan las decisiones más profundas y se expresa la verdad interior.
El texto destaca que en un mundo superficial y consumista, debemos redescubrir la importancia del corazón para lograr una vida con sentido y autenticidad. También se enfatiza que el amor de Jesús se manifiesta en sus gestos, como la cercanía a los pobres y pecadores, y en la Eucaristía, que es el Corazón vivo de Jesús.
El Papa Francisco presenta al Corazón de Jesús como un principio unificador y un símbolo de la caridad infinita de Cristo, resaltando su triple amor: divino, espiritual humano y sensible. También señala que la devoción al Corazón de Cristo nos orienta hacia un encuentro con la persona de Jesús en su totalidad divina y humana, invitando a un diálogo profundo de amor.
Queremos presentar los santos mencionados por el Papa Francisco y el aporte que cada uno de ellos da a la reflexión sobre el Corazón de Jesús.
- San Agustín: Propone el pecho de Cristo como símbolo de la unión íntima con Él, un lugar donde se encuentra la sabiduría divina y se desarrolla una relación amorosa con el Señor.
- San Bernardo: Destaca su interpretación de la herida del costado de Cristo como una revelación del amor misericordioso de Dios. Para San Bernardo, esta herida simboliza un acceso al misterio divino de la bondad y la ternura.
- San Buenaventura: Su teología influye en la comprensión del Corazón de Jesús como fuente de los sacramentos y la gracia, invitando a la unión profunda con Cristo y una vida de santidad basada en el amor.
- San Francisco de Sales: Proclamó la confianza en la acción de la gracia divina y promovió una relación afectuosa con Cristo, destacando la imagen del Corazón de Jesús como una invitación a una relación de amor profundo y confiado.
- Santa Margarita María Alacoque: Es la figura central en la difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, basándose en sus revelaciones místicas, que insistían en el amor misericordioso de Cristo y la necesidad de confianza total en su Corazón.
- San Vicente de Paúl: Su carisma es citado como un testimonio de la transformación del propio corazón a través del amor por los pobres y la mansedumbre de Cristo, resaltando la importancia de actuar con amor en cada obra de caridad.
- San Juan Eudes: Fue uno de los pioneros en establecer la celebración litúrgica del Corazón de Jesús, logrando la primera autorización oficial para su fiesta en varias diócesis.
- San Claudio de La Colombière: Defendió las experiencias místicas de Santa Margarita María Alacoque y ayudó a difundir la devoción al Sagrado Corazón. Interpretó estas experiencias a la luz del Evangelio y promovió una confianza radical en Cristo.
- Santa Gertrudis de Helfta: Experimentó encuentros místicos con Cristo en los que escuchó los latidos de su Corazón, interpretándolos como una renovación del amor para el mundo moderno.
- San Ignacio de Loyola: Aunque no se lo menciona directamente en relación a la devoción al Corazón de Jesús, sus Ejercicios Espirituales proponen una meditación profunda sobre el costado herido de Cristo, invitando a los ejercitantes a un “diálogo de corazón a corazón”.
- Santa Teresa del Niño Jesús y San Carlos de Foucauld: Reconfiguraron la devoción al Sagrado Corazón con una dimensión misionera y de confianza radical en Cristo.