«Ahí tienes a tu madre» (Juan 19, 27). Estas palabras de Jesús desde la cruz no solo fueron un regalo para Juan, el discípulo amado, sino un legado para toda la humanidad. En su momento final, poco antes de abrir su costado y entregarnos todo su amor hasta la última gota, Jesús nos confió a María como nuestra Madre. Su maternidad es un refugio de amor y compasión para cada uno de sus hijos, y su misión como Madre se extiende más allá del Calvario.
La maternidad de María revela un caminar que inicia en el Gólgota y que continúa hasta nuestros días. Con Jesús y María, se abren sendas de justicia, perdón, amor y fe, incluso en medio del caos y la confusión de un mundo que parece alejarse de los valores cristianos. En una época marcada por el relativismo moral, el materialismo egoísta, las ideologías antievangélicas y la permisividad social, las palabras de San Pedro nos alientan: «Resistid firmes en la fe» (1 Pedro 5, 9). El enemigo de la Mujer, el dragón que aparece en el Apocalipsis (Apocalipsis 12, 17), sigue buscando hacer daño a la Iglesia de Dios, llevándola a perder a sus hijos y arrastrándolos hacia un abismo de desesperación y odio.
Sin embargo, en medio de estos panoramas desalentadores, María se abre paso como la Estrella de la Mañana, trayendo consigo la Medalla Milagrosa, símbolo de la esperanza y el amor divino. El Papa Francisco ha querido que el año 2025 sea el Año de la Esperanza, una gran palabra que invita a la Iglesia a ser un faro de luz en medio de los conflictos y guerras que aquejan al mundo. En esta realidad, la Virgen nos ofrece su mano, llamándonos a recorrer el camino de la esperanza para llevar a otros un mensaje de salvación y misericordia, no de condenación.
Con alegría y gratitud, presento la decimocuarta edición de esta novena en honor a la Virgen, una promesa que le hice desde el año 2011, cuando era seminarista, y que sigo cumpliendo en acción de gracias por todos los favores que Ella me ha concedido. Que cada día de esta novena sea un encuentro renovado con la Madre que intercede y nos cuida con su ternura maternal.
P. Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Misionero Vicentino
APROBACIÓN Y REVISIÓN:
Padre Carlos Arley Cardona Salazar, CM
(Superior Provincial- Provincia de Colombia)
Puedes descargar la edición 2024 de la Novena en español, formato pdf y gratis en el siguiente enlace:
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Padre misericordioso, que en tu inmenso amor nos has dado el signo maravilloso de la maternidad divina de María, por quien nos llegó Cristo, nuestro Salvador. Te pedimos que, de la mano de Ella, podamos caminar por este mundo sembrando semillas de justicia y paz, construyendo juntos espacios donde se haga visible tu Reino en medio de nuestros hermanos y hermanas que más sufren.
Padre amoroso, llenos de una esperanza renovada que María nos inspira, nos presentamos ante ti con el corazón sediento y necesitado de tu Palabra. Al meditarla cada día en esta novena, concédenos la gracia de abrirnos al don de la conversión, para que, siendo verdaderos discípulos y misioneros de Cristo, podamos anunciar con gozo la Medalla Milagrosa como un signo profético de tu amor y misericordia para nuestro tiempo.
Padrenuestro.
Gloria.
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA
Madre, Camino de Esperanza, tú que fuiste iluminada por la fe y creíste en la Palabra de Dios, acompáñanos en esta novena que dirigimos en tu honor, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que, reunidos en torno a tu Hijo, podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.
Tus rayos nos infunden la certeza de que nuestra historia está confiada a la infinita misericordia de Dios, quien nos ama y nos ilumina en las noches más oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy, más que nunca, elevamos nuestro clamor al cielo, implorando un nuevo renacer. Ayúdanos a sembrar en nuestros corazones la Palabra del Señor y a proclamarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos. Amén.
- Oh María sin pecado concebida- Rogad por nosotros que recurrimos a vos
GOZOS
Respuesta: puede ser el estribillo de una canción o la jaculatoria (Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti.)
Madre Milagrosa, de ternura y compasión
Que haciendo historia de salvación
Vas caminando siempre con tu pueblo
Que a ti clama en la aflicción.
En mil ochocientos treinta,
En Francia, Calle del Bac,
A una pobre novicia,
La virgen santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente
Noche silenciosa de julio
Cuando la Madre dejó su trono
Y en una pequeña capilla se presentó.
Siendo la media noche
Un Ángel se apareció
Para darle un anuncio
De parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo
Las puertas se iban abriendo
Y al llegar a la capilla la hermana ansiosa la esperó.
La voz del cielo anunciaba
Que la madre llegó.
La sede sacerdotal
Con humildad ella ocupó.
La hermana Catalina
Sus manos colocó
En las piernas de la Madre
Y misión ella le encomendó.
En una mañana de noviembre
Los sentidos no lo percibieron
Pero un corazón atento
Nuevamente a la Madre observó;
Las insignias de la medalla
Que Catalina vio, se han convertido
En fuente de milagro y amor.
“Haz acuñar una medalla”
La Virgen le pidió
Para ser portada por los fieles
Con gran devoción.
Madre Santa, tu gran
Medalla es emblema de tu amor,
Hoy nosotros la portamos
En señal de filiación.
Sea por Jesús, sea por María
Sea por el ejemplo de los santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
Alcancemos la gracia de convertir
Nuestros dolores en alegrías.
PRIMER DÍA
Esperanza para la Iglesia
Signo: El logo del año jubilar de la Esperanza. Fotografía del Papa, el obispo o de la parroquia o comunidad que está celebrando la novena.
Comentario inicial:
Iniciamos este Camino de Esperanza con alegría, meditando día a día la Palabra de Dios y dejándonos encontrar por la Santísima Virgen María. A través de su santa Medalla, nos ha comunicado un gozo santo que renueva la esperanza para la Iglesia, a la cual ella acompaña con amor maternal.
Canto: Virgen Milagrosa, camino de esperanza
Lectura del Texto Bíblico: Genesis 3, 9-15.20
Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.» El replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?» Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.» Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.» Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.»
El hombre llamó a su mujer «Eva», por ser ella la madre de todos los vivientes. Palabra de Dios.
Reflexión:
La Santísima Virgen María se apareció en Francia en un momento crítico de la historia. La Revolución Francesa, que culminó en 1799, dejó una profunda herida en el corazón de la nación: muerte, destrucción y una pérdida significativa de valores cristianos. Las comunidades religiosas sufrieron inmensas pérdidas, con cientos de sus miembros condenados a la horca, acusados únicamente de ser fieles a Cristo. Con la llegada de Napoleón Bonaparte y luego el ascenso de los últimos reyes franceses, el país vivió una era de incertidumbre política y guerras prolongadas que se extendieron más allá de 1830.
En medio de esta turbulencia, María habló a Santa Catalina Labouré, alertándola sobre los peligros que acechaban a la Iglesia y la inminente persecución. Le invitó a permanecer fiel a la oración y a acudir constantemente al pie del altar para recibir abundantes gracias. La Virgen también señaló la importancia de observar las normas y buscar en Dios la fortaleza para enfrentar los desafíos.
Hoy, en un tiempo de renovación y sinodalidad, y a las puertas de un año jubilar, la Iglesia está llamada a renovar su compromiso de oración y dejarse guiar por el Espíritu Santo a través de los senderos de la esperanza. La Virgen nos invita a discernir los signos de los tiempos, confiando en que su Hijo dirige los caminos de la historia. Caminamos juntos en medio de los conflictos del mundo, pero con la certeza puesta en nuestro Padre Celestial, que sabiamente acompaña a la Iglesia en la construcción de su Reino de amor y justicia.
La Medalla de la Virgen es un sendero de esperanza, que nos impulsa a dejarnos guiar por los valores del Reino y las bienaventuranzas del Evangelio. Nos invita a permitir que la Palabra de Jesús, siempre viva y actual, transforme nuestras vidas y las de quienes nos rodean.
Preguntas:
- ¿Qué mensaje de esperanza comunicas a otros, inspirado en la Medalla Milagrosa?
- ¿Permites que el Espíritu Santo toque tu corazón para llevar a otros el mensaje de salvación?
SEGUNDO DÍA
Esperanza para las familias
Signo: En el centro un cirio encendido con la Palabra de Dios abierta, y alrededor, imágenes de varias familias o los apellidos de las familias que participan en la novena.
Comentario inicial:
La Medalla Milagrosa nos envía un mensaje urgente a las familias de hoy: necesitamos asumir con valentía el Evangelio y hacerlo realidad en nuestros hogares. Nadie puede permanecer indiferente ante el llamado de Jesús a crear espacios de solidaridad, respeto y cercanía.
Canto: La recibí del cielo.
Lectura del Texto Bíblico: Isaías 7, 10-14; 8, 10
Volvió Yahveh a hablar a Ajaz diciendo: «Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto.»
Dijo Ajaz: «No la pediré, no tentaré a Yahveh.»
Dijo Isaías: «Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?
Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
Trazad un plan: fracasará. Decid una palabra: no se cumplirá. Porque con nosotros está Dios. Palabra de Dios.
Reflexión:
Santa Catalina Labouré, desde muy temprana edad, quedó huérfana de madre, lo que la llevó a confiarse a la protección especial de la Santísima Virgen María. En medio de las dificultades familiares, descubrió con profundidad y ternura que María era una madre solícita, que acompañaba siempre con amor a todos sus hijos, nacidos por el bautismo a la vida sobrenatural. Catalina sintió pronto el firme deseo de ser Hija de la Caridad, al igual que su hermana, que ya pertenecía a la Compañía. Además, tuvo un sueño profético en el que San Vicente de Paúl le decía: “pronto te alegrarás de venir hacia mí”. Sin saber quién era aquel hombre en su sueño, lo reconoció al ver su imagen en uno de los cuadros de la casa de las Hijas de la Caridad.
La Medalla Milagrosa es un camino de esperanza para las familias que se encuentran en crisis o han perdido el horizonte del amor, el respeto y el diálogo. La Virgen se hace presente, como en las bodas de Caná, y entra a mediar en las relaciones humanas fracturadas por la soberbia y el orgullo. En el Antiguo Testamento, vemos cómo las señales de Dios son sencillas y se revelan en el seno de la familia, como lo hizo con Abraham, Moisés y los profetas. De la misma manera, Dios revela su eterna misericordia en ese lugar privilegiado de la revelación: la familia.
La señal de Dios es que Él pone su morada entre los hombres y envía a su Hijo a encarnarse, asumiendo el rol de hijo en una familia sencilla, campesina y empobrecida. En medio de la humildad de Nazaret, Jesús comprendió que el calor del hogar y los verdaderos valores nacen del abandono total a la Divina Providencia. Como dice la Escritura: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1,14).
Preguntas:
- ¿Cómo estoy viviendo la esperanza en mi familia, inspirado por el Evangelio?
- ¿Qué compromisos necesito asumir para ser signo de conversión y salvación en mi hogar?
TERCER DÍA
Esperanza para los pobres
Signo: Se puede preparar un camino o sendero donde a lo largo de él se encuentren diversas representaciones de la pobreza: una casa de madera, unas muletas, imágenes de familias en situaciones de necesidad, utensilios humildes, entre otros.
Comentario inicial:
La Medalla Milagrosa es un signo sencillo, accesible a los humildes y sencillos de corazón de los que habla el Evangelio. Nos compromete a todos a cambiar nuestra forma de ser y a dejarnos formar por los valores de la casa de Nazaret, para ser instrumentos de caridad en medio de los empobrecidos del mundo.
Canto: Milagrosa, regalo de amor.
Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 26-38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, – porque ninguna cosa es imposible para Dios.» -Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. Palabra del Señor.
Reflexión:
Santa Catalina Labouré ingresó al seminario de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, una comunidad que, desde 1633, se ha caracterizado por su servicio a los pobres y marginados. San Vicente es el patrono universal de las obras de caridad, y no es casualidad que la Santísima Virgen María haya escogido esta pequeña comunidad para entregar la Medalla Milagrosa, la cual es considerada un «pequeño Evangelio» que los humildes y sencillos del Reino pueden comprender fácilmente.
La Medalla no es un amuleto ni un talismán para la buena suerte; es, por el contrario, un signo que nos habla de aquellos que son señalados como pequeños y sencillos a los ojos del mundo. No es para vanagloria ni para demostrar poder como una joya más, sino que representa el valor que tienen los marginados para Dios. Portar la Medalla implica una responsabilidad social y debe estar acompañada de actos de misericordia que nos identifiquen como seguidores de Jesús.
La Virgen María es un camino de esperanza para los pobres, ya que ella misma, siendo una humilde campesina de Nazaret, recibió la gracia inigualable de ser la portadora del Verbo encarnado. Sin embargo, nunca permitió que esta dignidad la apartara de la realidad de su pueblo. Al contrario, se reconoció a sí misma como la humilde esclava del Señor, como lo expresa en el Magníficat: “Derribó del trono a los poderosos y exaltó a los humildes; a los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada” (Lucas 1,52-53).
Preguntas:
- ¿Qué mensaje de salvación trae la Medalla Milagrosa para los empobrecidos del mundo?
- ¿Qué compromiso social implica llevar la Medalla Milagrosa en el pecho?
CUARTO DÍA
Esperanza para la migrantes
Signo: Una barca, ubicada en medio de una representación de un mar o un río, con rostros de personas de todas las razas en su interior. Se puede incluir un mensaje en la barca que diga: “Todos somos migrantes”.
Comentario inicial:
María nos recuerda que ella y su familia fueron migrantes, y tuvieron que enfrentar el rechazo y la marginación. La Medalla es un signo de esperanza para los hombres y mujeres que se ven obligados a abandonar sus tierras por diversos factores y que deben enfrentar la xenofobia y el rechazo. Nos invita a ser una sociedad de puertas abiertas, capaz de acoger con amor a los que vienen de fuera.
Canto: Venimos ante tu altar
Lectura del Texto Bíblico: Mateo 2, 13-15. 19-23
Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.»
El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: – De Egipto llamé a mi hijo. – Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno. Palabra del Señor.
Reflexión:
Santa Catalina Labouré tuvo varias visiones antes de la primera aparición del 18 de julio, vísperas de la fiesta de San Vicente de Paúl (según el Vetus Ordo). Entre ellas, tuvo una visión del Corazón de San Vicente, que al verlo de color rojo le indicaba la caridad ardiente y ferviente que debían tener los herederos del carisma vicentino. Estas implicaciones nos llevan a pensar que María preparó a Santa Catalina en la caridad y la acogida antes de confiarle la misión de expandir la Medalla Milagrosa por el mundo.
La Medalla es peregrina; ella misma es forastera que llega a las manos de aquellos que se sienten atraídos por la belleza del Evangelio que representa. Es símbolo del camino de tantos migrantes que se sienten lejos de casa, pero que pueden abrazar a María como la madre que trasciende toda frontera. Ella nos recuerda que Cristo es el puente que une a todos los hijos dispersos por el mundo. Con su cruz, Él destruyó los muros divisorios entre los pueblos, para hacer de todas las naciones un pueblo sacerdotal (cfr. Efesios 2,14-16).
María tuvo que afrontar, junto a José y el niño Jesús, los infortunios de la persecución y, según el evangelista Mateo, llegar como migrantes al país de Egipto (cfr. Mateo 2,13-15). Allí, la Sagrada Familia de Nazaret vivió el sufrimiento de quienes deben dejar su hogar y abrirse a nuevas posibilidades en tierras extrañas. Que este ejemplo despierte en nosotros sentimientos de apertura y acogida hacia los migrantes y forasteros.
Preguntas:
- ¿De qué manera encontramos el consuelo para los peregrinos en la Medalla Milagrosa?
- ¿Qué sentimientos suscita en nosotros el Evangelio cuando nos habla de ser hospitalarios con los forasteros?
QUINTO DÍA
Esperanza para las víctimas
Signo: Una representación del mundo, rodeado de llamas de diferentes colores, con los nombres de distintos países que están en guerra. En el centro de ese mundo, una bandera blanca.
Comentario inicial:
La Medalla Milagrosa fue un obsequio de la Santísima Virgen a la Iglesia en medio de la guerra, del conflicto y de la incertidumbre que se cernían sobre Francia a comienzos del siglo XIX. Ella se presentó a una novicia de una comunidad que se recuperaba de los estragos de la Revolución Francesa, es decir, a una comunidad que había sido víctima de la persecución y de la matanza de varios de sus miembros. Por ello, la medalla es una forma en que María le habla a una sociedad perdida en conflictos innecesarios.
Canto: Míranos oh Milagrosa
Lectura del Texto Bíblico: Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab
Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza en el Santuario, y se produjeron relámpagos, y fragor, y truenos, y temblor de tierra y fuerte granizada. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de – las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. – El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.
La mujer – dio a luz un – Hijo – varón, – el que ha de – regir a todas las naciones con cetro de hierro; – y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada 1.260 días. Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: «Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios. Palabra de Dios.
Reflexión:
En la aparición del 18 de julio, Santa Catalina Labouré relató a su confesor un diálogo que tuvo con la Santísima Virgen. La santa expresó que María se lamentó profundamente por las guerras que seguirían azotando a Francia, anunciando la caída del reinado y la muerte del arzobispo de París. Santa Catalina describió cómo los ojos de la Virgen estaban cargados de lágrimas y apenas podía hablar debido a la pena que le embargaba por los dolores acontecidos. Ella se mostró sensible ante los horrores de la guerra.
La Medalla se reveló, al igual que la Eucaristía, en un momento de crisis, dolor y sufrimiento, para ser fortaleza en los momentos más duros de la humanidad. Jesús nos recuerda que, en medio de los horrores de la guerra, Él acompaña a su Iglesia. Está del lado de las víctimas, no de los poderosos que empujan a sus naciones al caos y a la muerte. Nuestro Dios no toma bandos en la guerra; por el contrario, asume el rostro de las víctimas y busca, por caminos de esperanza, recuperar la paz y la justicia (cfr. Efesios 2,14-18).
María Santísima nos recuerda que la misión de la Iglesia es estar del lado de los perseguidos. Más aún, la Iglesia debe entenderse a sí misma como la Mujer perseguida que nos describe el libro del Apocalipsis, quien logra dar a luz a Jesús en medio de las contrariedades del mundo (cfr. Apocalipsis 12,1-6).
Preguntas:
- ¿Qué mensaje especial me trae el texto del Apocalipsis para comprender a la Iglesia y a los hombres y mujeres que sufren la guerra?
SEXTO DÍA
Esperanza para los jóvenes
Signo: Los escudos de algunos movimientos juveniles. Entre ellos pueden estar la Juventud Mariana Vicentina (JMV) y otros grupos de jóvenes presentes en nuestra parroquia o comunidad. También se pueden acompañar los escudos con elementos característicos de los jóvenes.
Comentario inicial:
La Santísima Virgen María hizo un pedido especial a la joven Santa Catalina Labouré: quería un grupo de jóvenes que se consagraran a su especial cuidado, que formaran una comunidad para servir a los pobres y difundir el mensaje de la Medalla. María confía en los jóvenes, entrega a una de ellas la Medalla, sabiendo que los jóvenes son capaces de desafiar al mundo con amor y entrega.
Canto: Dijiste sí.
Lectura del Texto Bíblico: Mateo 12, 46-50
Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él.
Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» Palabra del Señor.
Reflexión:
Santa Catalina Labouré le comunicó a su confesor, el Padre Aladel (sacerdote vicentino), que la Santísima Virgen le pedía crear un grupo de jóvenes consagrados a ella. María tiene una predilección especial por los jóvenes, ya que reconoce en ellos la valentía para asumir los retos del mundo. Los jóvenes son audaces y no se dejan arrastrar por estructuras pesadas que inducen al pesimismo o a la falta de novedad y confianza en la providencia de Dios. Catalina tenía apenas 25 años cuando fue favorecida con las apariciones de la Virgen. Llegó a París, dejando su pequeña aldea con grandes aspiraciones, dispuesta a servir con todas sus fuerzas a Jesucristo en la persona de los pobres.
María también fue escogida desde su temprana edad para una misión que superaba sus fuerzas. Ella, sorprendida por haber sido elegida, respondió al llamado del Señor. De igual modo, Jesús, desde su juventud y a pesar de ser criticado y juzgado, visitó aldeas y comarcas junto con sus jóvenes discípulos, anunciando un mensaje de libertad y justicia.
Jesús desea que los cristianos sean su familia, capaces de asumir con valentía los valores del Reino, sin dejarse intimidar por la cultura de la muerte que se impone en tantos escenarios del mundo. La Medalla Milagrosa es un regalo para los jóvenes intrépidos y valientes de hoy, aquellos que asumen la esperanza como un modo de vida, que no dejan de soñar y que ofrecen sus ideas para transformar las estructuras muchas veces caducas y sin sentido que predominan en nuestras parroquias o comunidades.
María continúa llamando a los jóvenes para que lleven no solo la Medalla Milagrosa, sino también para que comuniquen a los hombres y mujeres de hoy el gozo y la novedad del Evangelio, recuperando la frescura y la vitalidad del mensaje de Jesús.
Preguntas:
- ¿Qué participación tienen los jóvenes en mi comunidad? ¿Son realmente escuchados?
- ¿Qué nos dice la falta de jóvenes en muchos de nuestros grupos parroquiales o movimientos vicentinos?
- ¿Ocupan los jóvenes un papel protagónico en nuestra parroquia o comunidad?
SÉPTIMO DÍA
Esperanza para los niños
Signo: Imágenes de varios niños, y en el centro la imagen de Jesús y la Santísima Virgen María, con la frase: “De los niños es el Reino de los cielos”.
Comentario inicial:
Desde temprana edad, Santa Catalina, al quedar huérfana, tomó a María como su única madre. Era una niña inquieta, pero movida por un deseo profundo de servir y agradar a Dios. Hoy, en medio de tantas amenazas que buscan dañar, matar y hacer perder a los niños, es importante que como Iglesia oremos y velemos por la seguridad de los más frágiles de nuestra comunidad.
Canto: Mi medallita
Lectura del Texto Bíblico: Lucas 1, 39-47
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Palabra del Señor.
Reflexión:
En la noche del 18 de julio, es un niño, al parecer el ángel de la guarda de Santa Catalina, quien la despierta. Ella se deja conducir por este pequeño que va iluminando el camino hacia el templo. Es un mensaje poderoso que muchas veces pasa desapercibido: es siendo como niños que llegamos a ser herederos del Reino de Dios. Seguir el ejemplo de los niños, que se dejan sorprender por la novedad de la vida y que no guardan rencor en su corazón, es un llamado constante del Evangelio.
La Santísima Virgen María se aparece nuevamente un día antes del primer Domingo de Adviento de 1830, el 27 de noviembre. En esta aparición, María se presenta sin el niño Jesús en sus brazos, una imagen poco común en ese tiempo; pero este gesto en la víspera del Adviento nos evoca una realidad más profunda: María es la madre de la dulce espera, la Virgen en cinta, que lleva en su vientre al Salvador del mundo, la Mujer del Apocalipsis que, al igual que en la Medalla Milagrosa, está embarazada. Al mirar de frente a la humanidad, nos invita a anunciar en medio de los dolores de parto, al Jesús que vive y reina.
La Medalla Milagrosa nos recuerda que la vida debe ser protegida desde su concepción hasta su muerte natural. Asimismo, nos urge a cuidar a los niños y niñas del mundo, protegiéndolos de toda impureza que pretenda robarles su inocencia. Jesús nos invita a cuidar de no provocar en ellos ningún escándalo, pues sus ángeles siempre contemplan el rostro de Dios. Además, en muchos de sus discursos, Jesús recuerda a sus discípulos que para entrar en el Reino hay que volver a ser como niños. La Medalla es también un camino de esperanza para recuperar la nobleza, la sencillez y el amor confiado que caracterizan a los niños.
Preguntas:
- ¿Qué significa para usted ser como niños para entrar en el Reino de los cielos?
- María e Isabel son dos madres que acogen el llamado a la vida. ¿Qué invitación nos hace este pasaje bíblico en tiempos donde el aborto y la eutanasia se imponen?
OCTAVO DÍA
Esperanza para los Ancianos
Signo: Un bastón, unos lentes, algunos libros y otros elementos que representen a nuestros abuelos; imágenes de algunos de ellos y el cuadro de Santa Ana y San Joaquín.
Comentario inicial:
Hoy estamos llamados a reconocer el valor de nuestros abuelos y abuelas. En una sociedad donde reina el descarte y el olvido, debemos preocuparnos por buscar la felicidad y la seguridad de nuestros mayores. María, en la Medalla, nos recuerda que nadie es excluido y que todos somos llamados a formar la Iglesia como escuela del cuidado y de la ternura.
Canto: Himno Milagrosa
Lectura del Texto Bíblico: Lucas 2, 27-35
Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» Palabra del Señor.
Reflexión:
El 27 de noviembre de 1830, Santa Catalina fue favorecida con visiones de la Santísima Virgen María, quien en la capilla de la Rue de Bac le mostró el modelo de una medalla que deseaba ardientemente que se acuñara y propagara por el mundo católico. Las personas que la portaran con fe en el pecho recibirían de Dios abundantes bendiciones a través de la Santísima Virgen María.
La Medalla es un signo de protección para los más vulnerables, para los enfermos y los ancianos. Sin embargo, no basta con llevarla en el pecho; se requiere una resolución firme de transformar la vida personal para ponerla al servicio de los demás. Santa Catalina pasó desapercibida en su comunidad; no recibió elogios ni prebendas por haber visto a la Virgen. De hecho, fue llamada la «Santa del silencio» porque, al morir, solo dos personas sabían que ella era la vidente. Su modestia y sencillez la llevaron a servir a los ancianos de forma desinteresada, viendo en ellos el rostro de Jesús.
El camino de esperanza no termina en esta tierra; se prolonga en la eternidad. Los abuelos viven con esa mirada puesta en el Señor, que día a día los acerca más a su Reino. El Papa Francisco ha invitado constantemente a la Iglesia a escuchar a los mayores y a reconocer en ellos un baluarte de sabiduría, desde donde la Iglesia puede aprender y emprender nuevos caminos de evangelización. El relato del Evangelio de Lucas presenta la vocación de un anciano que esperaba la restauración de Israel. Su fe intacta y su compromiso sincero le permitieron ver con sus propios ojos el cumplimiento de la promesa de Dios con su pueblo. Jesús se revela desde su tierna infancia como el esperado por los profetas, y son dos ancianos, Ana y Simeón, quienes contemplan la gloria de Israel y se convierten, en el ocaso de su vida, en profetas y emisarios de las buenas nuevas del Evangelio.
Pregunta:
- ¿Qué importancia le damos a los adultos mayores dentro de nuestras comunidades o parroquias?
NOVENO DÍA
Esperanza para los Cautivos
Signo: Cadenas y palabras que representen la esclavitud del hombre y la mujer de hoy. También se pueden representar algunas personas presas por odio a la fe o por razones políticas.
Comentario inicial:
La Medalla es el signo de la libertad ideal del hombre y la mujer. Al ponerse de pie y pisar la serpiente, nos indica que debemos caminar con plena confianza en Dios, quien dirige y acompaña nuestros pasos y nos conduce a la auténtica liberación, lejos del dominio del pecado y de la cultura de la muerte.
Canto: Quiero ser tu pregonera.
Lectura del Texto Bíblico: Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Palabra del Señor.
Reflexión:
El 27 de noviembre, Santa Catalina ve a la Santísima Virgen sosteniendo el globo terráqueo sobre sus manos, un globo coronado por la cruz de Jesús. A esta fase de la aparición se le conoce como la Virgen del Globo o Virgen Poderosa, adoptada por el magisterio como la Reina de las Misiones. La voz interior le revela a la santa que el globo representa al mundo, pero también a cada persona en particular. Ella lo expresa con las siguientes palabras: “Oh, qué bello será oír decir: ¡María es la Reina del Universo, particularmente de Francia!, y los niños gritarán con alegría y júbilo: ¡Y de cada persona en particular! Será un tiempo largo de paz, alegría y dicha”.
María revela que es Madre de Misericordia, que sus manos son el signo del consuelo de Dios sobre sus hijos. Es hermoso pensar que, en lugar de llevar inicialmente a su hijo Jesús en sus brazos, como era habitual en las imágenes de la época, se aparece sosteniendo en sus manos el mundo, a cada persona en particular. Luego, extendiendo sus brazos y derramando abundantes gracias sobre el mundo, manifiesta el deseo gozoso de iluminar a la humanidad que aún permanece en tinieblas por no aceptar decididamente el Evangelio de Jesús.
La Medalla es el camino de esperanza para los cautivos, para aquellos que aún permanecen esclavos del pecado, de los vicios y del odio. Es el estandarte de la libertad para los hijos de Dios. Muchos están privados de libertad, recluidos en cárceles injustamente, ya sea por razones de religión o por motivos políticos. Otros, aunque recluidos por errores cometidos, han querido emprender caminos de conversión. Este proceso comienza con una liberación interior, que invita a todos a caminar con la cabeza erguida por las sendas de la esperanza en busca de la libertad que solo Jesús puede darnos. Como dice el evangelio en Juan 8, 36: «Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres».
Preguntas:
- ¿Qué implicaciones sociales y espirituales nos ha dejado esta meditación de la Novena a la Virgen Milagrosa?
- ¿Qué tipo de esclavitudes dominan nuestras comunidades, familias o parroquias?
- ¿Cómo puedo ser camino de esperanza para aquellos que están en busca de la libertad cristiana?
ANEXO:
Invitamos a los participantes a elaborar la Medalla Milagrosa cada día con un signo diferente y a formar una canasta solidaria para entregarla a algún necesitado al finalizar la novena. La canasta se irá llenando con productos a lo largo de la novena, fomentando así la solidaridad y el servicio.
Primer día:
• Signo de la Medalla: Los Óvalos.
• Canasta solidaria: Invitamos a todos los participantes a traer una o varias canastas. A lo largo de la novena, se llenará con uno de los productos que se indiquen.
Segundo día:
• Signo de la Medalla: La imagen de la Virgen María.
La imagen de la Virgen en la Medalla es una bella representación bíblica. Ella es la mujer prometida en Génesis 3:15, y también el signo portentoso del cielo que narra el libro del Apocalipsis en el capítulo 12. Su imagen representa la Iglesia que camina en el mundo, haciendo germinar los valores del Reino. María se le aparece a Santa Catalina Labouré en las vísperas del primer domingo de Adviento, lo que nos induce a pensar que se presenta como la Virgen de la dulce espera.
• Canasta solidaria: Bolsas de arroz.
Tercer día:
• Signo de la Medalla: El mundo y la serpiente.
En sintonía con la imagen de la Virgen, aparece el mundo a sus pies, y la serpiente que es aplastada por el delicado pie de María Santísima. El mundo es el lugar que Dios ocupa como el estado de sus pies. Al ser portadora de la Palabra hecha carne, María asume en su naturaleza humana la realidad divina de la salvación. En su vientre lleva al Hombre que es capaz de aplastar la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15).
• Canasta solidaria: Granos en bolsa (lentejas, frijoles, garbanzos, etc.).
Cuarto día:
• Signo de la Medalla: Los rayos de la Santísima Virgen.
La Palabra de Dios nos recuerda en Juan 1:1 que, al venir al mundo, la Palabra trajo luz, pero hubo quienes, ayer y hoy, la rechazan porque prefieren vivir en tinieblas. María es portadora de esa luz grandiosa que guía a los cristianos por los caminos del Señor. Sus rayos representan las bendiciones que ella concede de parte de Dios a quienes se lo piden con devoción.
• Canasta solidaria: Algunos enlatados (atún, sardinas, salchichas, etc.).
Quinto día:
• Signo de la Medalla: Las Doce estrellas.
El número 12 en la teología joánica representa al pueblo escogido de Dios, como lo fueron los doce hombres elegidos para acompañar a Jesús en su ministerio profético, aludiendo a las 12 tribus de Israel. Estas se convertirían en las doce columnas de la ciudad resplandeciente, la nueva Jerusalén. En la medalla, las estrellas representan a la Iglesia que centra su mirada en el misterio de la Encarnación y de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Por ello, acompañan la cruz y la “M”, que están en el centro del misterio de la fe de todo creyente.
• Canasta solidaria: Bolsas de harina (para arepas, tortas, etc.).
Sexto día:
• Signo de la Medalla: Los dos corazones de Jesús y de María.
Los corazones de Jesús y de María representan la vía dolorosa que emprendieron para entrar en el corazón de la humanidad. El corazón de Nuestro Señor, coronado de espinas, nos recuerda que su mesianismo no es un reinado triunfalista y de poder, sino uno de cruz y de servicio. El de María, atravesado por una espada, nos recuerda el cumplimiento de la promesa de Simeón: “una espada de dolor te atravesará el alma” (Lucas 2:35). En el corazón, el creyente debe asumir que las palabras de Jesús son signo de contradicción.
• Canasta solidaria: Panela y azúcar.
Séptimo día:
• Signo de la Medalla: La jaculatoria: «Oh María, sin pecado concebida…».
Esta jaculatoria es una proclamación piadosa de la Inmaculada Concepción de María. Para 1830, aún no había sido proclamada como dogma por la Iglesia, pero era común en la devoción popular de algunas comunidades religiosas sostener que la Santísima Virgen había sido librada del pecado original desde el momento de su concepción. El dogma imprime un valor de pureza y un llamado a la santidad en medio de un mundo cargado de hedonismo y pecado.
• Canasta solidaria: Algunos embutidos (salchichas, jamón, etc.), sal, leche en polvo o entera.
Octavo día:
• Signo de la Medalla: La letra “M”.
María es Madre, Mujer y Maestra. La “M” en estas tres dimensiones no solo representa el nombre de la Virgen, sino también sus virtudes y su misión.
• Canasta solidaria: Aceite, mantequilla, queso, pan.
Noveno día:
• Signo de la Medalla: La Cruz.
Jesús está presente en toda la Medalla Milagrosa, no de manera directa, pero sí implícita en todos los elementos que la conforman. Está en el vientre de su madre, como contenido profético del Arca de la Nueva Alianza. Es el pie que aplasta la serpiente, pero también la luz que ilumina el mundo. En el reverso de la Medalla, Él es el crucificado que da sentido a todos los elementos que conforman la Medalla Milagrosa.
• Canasta solidaria: Hortalizas, legumbres, frutas, tubérculos (plátanos, yuca, etc.).
ORACIONES FINALES
Gozos opcionales
Estribillo:
¡Oh Virgen Milagrosa, llena de gracia!
Tu Medalla es signo de amor sin fin,
en tus brazos se abraza la esperanza,
y en tu luz hallamos el camino divino.
I
En la Medalla brilla la luz del cielo,
la cruz que aplasta toda oscuridad;
tus rayos, oh Madre, son puro anhelo
de guiar a tus hijos hacia la verdad.
II
Como el globo terráqueo en tus manos,
representas al mundo con tu amor maternal,
eres la Madre que escucha y acompaña,
y en tu ternura, hallamos el consuelo cabal.
III
Las doce estrellas que adornan tu manto,
reflejan al pueblo de Dios con fervor,
en su unión y en su fe se encuentra el canto
que celebra la vida en tu amor y esplendor.
IV
En el corazón de Jesús y el tuyo,
late fuerte la redención del pecador;
con tu mirada, transformas el murmullo
en melodía de amor y de salvación.
V
Oh Virgen Milagrosa, en ti se revela
la gracia divina que al mundo renueva,
tu Medalla es el signo que consuela,
un faro en la tormenta que siempre nos eleva.
VI
A ti elevamos nuestras súplicas, Madre,
en cada misterio, en cada aflicción;
tu presencia nos guía y nunca se acabe
la esperanza que brota de tu corazón.
(Se sugiere escoger alguna de las que presentamos a continuación)
Consagración al Hogar:
¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan.
Que nuestra casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y por el perfecto abandono a la Divina Providencia.
Vela sobre cuantos lo habita; ayúdales a vivir cristianamente; cúbrelos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh bondadosa Virgen María! Formar de nuevo en el cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado. Amén
Oración a la Virgen Milagrosa
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.
En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.
Bendita sea tu pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.
Salve Regina
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Sub tuum
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.
Acordaos
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
OTRAS ORACIONES
Letanías
Dios, Padre celestial… ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo evangelizador de los pobres…
Dios, Espíritu Santo fruto del amor…
Santísima Trinidad, un solo Dios…
Santa María… ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios.
María, Mujer sin Mancha.
María, Madre Inmaculada.
María, Reina de las Misiones.
María, Promotora de la Caridad.
María, Mujer pobre, sencilla y humilde.
María, Virgen Poderosa.
María, Mujer Anunciada por los profetas.
María, Nueva Eva.
María, Madre Milagrosa.
María, Madre de todos en particular.
María, Intercesora de todas las Gracias.
María, Madre de los rayos.
María, Artífice de la Medalla Milagrosa.
María, Que te manifestaste a Santa Catalina Labouré.
María, Madre de las Hijas de la Caridad.
María, Madre de la Congregación de la Misión.
María, Inspiradora de todos los Movimientos Marianos Vicentinos.
María, Patrona de toda la Familia Vicentina.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
CANTOS MARIANOS
- Con la Música de la Blanca Paloma
Vicentinos unidos oramos (bis) /
Porque son tus rayos (tris)
Gracias del Señor. /
Milagrosa tus hijos cantamos (bis) /
Porque eres nuestra Madre (tris)
Madre de Jesús. /
Desde Francia hacia el mundo se extiende. (Bis) /
Tu medalla Santa (tris)
Regalo de Amor.
La Cruz y la M son signos (bis) /
Del amor de Cristo (tris)
Su madre nos dio
Admirable extiende sus manos (bis) /
Pisando la muerte (tris)
Otorgó la paz
- Con la Música del Ave María
María presente en la gracia de Dios,
Nos trae del cielo, precioso don.
Tu Santa Medalla, regalo de amor,
Gozosos portamos pidiendo favor.
Santa Catalina a la Madre vio,
Cantemos el ave a su concepción.
Son símbolos grandes de la redención,
Al cuello portarla con gran devoción.
Sos milagrosa Madre de Jesús,
Ruega por nosotros a Cristo el Señor.
Los dos corazones vencieron la ira,
De la cruel serpiente arpía enemiga.
El mundo a tus plantas ¡oh dulce Mujer!
Los rayos son gracias ¡Oh Virgen María!
La cruz y la eme, la unión de María
Con su Hijo bendito ¡oh reina María!
- Himno de la Medalla Milagrosa
La llevo en mi pecho porque prometiste
Al que la portara una gran bendición.
Tu santa medalla me acompaña siempre,
A Ti buena Madre me entrego hoy.
Los rayos son tus gracias, Milagrosa
Que a todos tú derramas, Milagrosa,
Y brotan de tus manos, Milagrosa,
Acogen a tus hijos, Milagrosa.
El pueblo confiado a ti clamó
Tu gracia divina
Y tu bendición.
Las doce estrellas,
Los dos corazones,
La cruz y la M
Son la redención.
Los rayos son tus gracias, Milagrosa
Que a todos tú derramas, Milagrosa,
Y brotan de tus manos, Milagrosa,
Acogen a tus hijos, Milagrosa.
Oh María concebida sin pecado,
Ruega por nosotros que acudimos a Ti.
MISTERIOS CANTADOS
(con la música del Ave María)
Gozosos:
- Bajando del cielo el ángel de Dios anuncia el misterio de la Encarnación.
- La Virgen Bendita saluda a Isabel y su alma engrandece de Dios la merced.
- Radiante una estrella nos muestra en Belén, nacido entre pajas el Dios de Israel.
- Al templo llevando su humilde Jesús un rito Ella cumple de humilde virtud.
- Con crueles angustias lo buscan doquier cuando El entre sabios enseña la Ley.
Luminosos:
- En el Jordán Cristo alaba a Dios, y la voz del Cielo proclama al Señor.
- Su Madre en las bodas pide intercesión y Cristo el Buen Hijo atiende a su voz.
- Cambiando de vida los hombres tendrán, a Cristo el hermano como el Salvador.
- Delante de Pedro, Santiago y Juan, la gloria se admira en el monte Tabor.
- Admirable misterio de tan grande fe, La Eucaristía empieza a nacer.
Dolorosos:
- Contempla alma mía a Dios tu Señor sumido en la angustia haciendo oración.
- Ya rasgan sus carnes azotes sin fin, mis culpas merecen castigo tan ruin.
- Corona de espinas taladran su sien más mi alma lo aclama por Dios y por Rey.
- Un maduro madero soporta mi Bien, mis culpas cargaron un peso tan cruel.
- Con dura congoja clavado en la cruz salvándome muere mi dulce Jesús.
Gloriosos:
- Hosanna Aleluya el orbe exclamó al ver del sepulcro salir al Señor.
- Ya vas hacia el Padre mi Dios y mi Rey en medio del gozo no olvides tu grey.
- Espíritu Santo de Dios, Fuego y luz desciende trayendo saber y virtud.
- Del valle del llanto al reino de amor asciende María la Madre de Dios.
- Tu frente circunda corona imperial del cielo eres Reina, del mundo la Paz.
BENDICIÓN DE LA MEDALLA
V: Nuestro auxilio está en el nombre del Señor.
R: Que hizo el cielo y la tierra.
V: El Señor este con ustedes.
R: Y con tu espíritu.
Oremos: ¡Oh Dios omnipotente y misericordioso! que por las muchas apariciones en la tierra de la Inmaculada Virgen María, te has dignado obrar maravillas para la salud de las almas y de los cuerpos, concede tu bendición a estas medallas, imágenes y objetos religiosos y que quienes los veneren con piedad o los lleven con devoción, sientan tu protección y obtengan tu misericordia. Amén.
Y quienes lleven la Medalla Milagrosa por primera vez: reciban esta santa medalla. Llévenla fielmente, hónrenla con la veneración que merece, para que la piadosa y siempre Virgen María Reina de los cielos, los proteja y los defienda, y renovando los prodigios de su Amor, les obtenga misericordiosamente del Señor cuanto pidieren, y vivan y mueran bajo su maternal protección. Amén.
Se rocía con agua bendita las Medallas.