Novena a San Vicente de Paúl
Revístanse del Espíritu de Jesucristo 2023
Descarga la Novena en pdf:
Presentación:
“En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3, 27-28). Con este texto de San Pablo iniciamos este caminar propuesto por el Superior General de tres años para celebrar con alegría los 400 años de fundación de la Congregación de la Misión.
“Revestirnos del Espíritu de Jesucristo” en este itinerario de nueve días proponemos una búsqueda personal que nos lleve a reencontrarnos con el “Amor primero”, San Vicente decía: “dame un hombre de oración y será capaz de todo” la novena es una experiencia de fe y de diálogo con nuestro Padre que nos permite evaluar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios y el mensaje Vicentino; pero no es solo orar, es también actuar, la oración constituye por lo tanto la fuerza que nos empuja a salir de nuestro intimismo y relacionarnos con los demás, a bajar de la montaña para encontrarnos con la realidad del mundo con sus alegrías y desafíos.
Como cada año queremos que esta novena sea un recurso para trabajar en comunidad, para dejarnos tocar por el Dios que nos habla a través de la experiencia humana, que no nos dejemos llevar por el desaliento pastoral, sino al contrario confiemos en el Dueño del a mies que nos invita a tomar los arados de la esperanza y abrirnos paso por los campos del mundo, sembrando y recogiendo con alegría, revestidos del Espíritu de Nuestro Señor, que no nos quiere siervos inútiles, perezosos y distraídos, sino por el contario quiere que sus discípulos y discípulas sean siervos atentos, puestos en camino y en constante vigilia, para que el Amo al encontrarnos nos vea haciendo el bien y obrando con justicia.
Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Párroco del Santo Cristo de Guaranda
Aprobación:
P. Diego Luis Vásquez Marín, cm
Superior provincial- Colombia
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Dios, Padre amoroso! Con gratitud te elevamos nuestra voz en este momento, reconociendo tu inmenso amor que nos ha llamado a ser evangelizadores de los pobres, siguiendo los pasos de tu amado Hijo, Jesucristo. Inspirados por el legado de San Vicente de Paúl, te pedimos que nos guíes y fortalezcas en nuestro compromiso de ser diligentes y audaces en la atención de las necesidades de nuestros hermanos y hermanas. Que nuestros corazones sean sensibles ante los sufrimientos de aquellos que más necesitan de tu amor y compasión.
Concédenos, revestirnos del Espíritu de tu Hijo, para anunciar, practicar y testimoniar el Reino de Dios en todos los rincones del mundo, que ninguna periferia se quede sin experimentar la alegría del anuncio de la salvación. Concédenos la gracia de encarnar una espiritualidad auténtica que nos capacite para responder a los desafíos de nuestro tiempo con compasión y acción concretas.
Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor y modelo de caridad, en quien encontramos la plenitud de tu amor y la inspiración para seguir sus pasos. Amén. Padrenuestro.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
por la Sinodalidad – Papa Francisco
Ven, Espíritu Santo. Tú que suscitas lenguas nuevas y pones en los labios palabras de vida, líbranos de convertirnos en una Iglesia de museo, hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro.
Ven en medio nuestro, para que en la experiencia sinodal no nos dejemos abrumar por el desencanto, no diluyamos la profecía, no terminemos por reducirlo todo a discusiones estériles. Ven, Espíritu de amor, dispón nuestros corazones a la escucha. Ven, Espíritu de santidad, renueva al santo Pueblo de Dios. Ven, Espíritu creador, renueva la faz de la tierra. Amén.
ORACIÓN A LA VIRGEN.
(De los escritos de San Vicente de Paúl)
Santísima Virgen María ayúdanos a estar dispuestos a practicar las máximas evangélicas, te pedimos que llenemos de ellas nuestro espíritu, llenemos nuestro corazón de su amor y vivamos en consecuencia. Por tu intercesión ya que, mejor que ningún otro, penetraste el sentido de esas enseñanzas y las practicaste. Para esperar que, al vernos aquí en camino de vivir según estas máximas, nos serán favorables en el tiempo y en la eternidad. (cfr. XII, 114-129)
¡Oh, santísima Virgen, pide al Señor este favor, pídele una verdadera pureza para nosotros, para toda la familia vicentina! Esta es la súplica que te hacemos. (cfr. XI, 447-449). Amén.
Dios te salve…. Gloria
Se dice el día correspondiente
GOZOS
“San Vicente de Paúl, enciende en nosotros
el fuego de la caridad”
Fuego de la caridad, desde el campo a la ciudad,
como campesino o preceptor; de misionero a fundador.
La llama ardiente de tu celo, nos invita a la amistad
Con esclavos y afligidos dando con ardor un amor abrazador.
En el horizonte nos invitas a fijar mirada,
amor efectivo reclaman los pobres.
que sea nuestra caridad inventiva y cimentada
para dar con pasión y celo a Cristo Pan de Vida.
¡El pueblo muere de hambre y se condena!
Urge llevar el pan con justicia,
que sólo por nuestro amor
los pobres nos perdonarán
Padre de los pobres, predicador infatigable
del celo por las almas compártenos ejemplo;
para dar a los pobres testimonio fiable
que conduzcan al hombre a verdadero templo
¡Oh Vicente de Paúl! Que no se halle en nosotros
un amor que sea subjetivo, ¡donativo debe ser!,
con el esfuerzo de nuestros brazos,
y en la frente el sudor, para dar a conocer al prójimo
el amor de nuestro Dios.
Tus hijos e hijas llevan con pasión tu heraldo,
en el firmamento luz ponderosa de tu amor nos guía
con la fuerza imperativa de amar sin miedo,
a quien desde la cruz con amor nos mira.
Misión y Caridad son las alas
que te llevaron al cielo,
a tu entrada, pobres y ricos te esperaban.
Gozosos tus hijos, mientras Cristo te coronaba
de laureles y santidad, padre y apóstol,
la Iglesia en ti se reflejaba.
ORACIÓN FINAL
AL CORAZÓN DE SAN VICENTE DE PAÚL
Oh Corazón de San Vicente que sacaste del Sagrado Corazón de Jesús, la caridad que tú derramaste sobre todas las miserias morales y físicas de su tiempo, alcánzanos de jamás dejar pasar a nuestro lado miseria alguna sin socorrerla.
Haz que nuestra caridad sea respetuosa, delicada, comprensiva, efectiva como fue la tuya. Pon en nuestros corazones una fe viva que nos haga descubrir a Cristo sufriente en nuestros hermanos desventurados.
Llénanos del celo ardiente, luminoso, generoso que jamás encuentre dificultad alguna en servirlos. Te lo pedimos, oh Corazón de Jesús por la intercesión de aquel, cuyo corazón no latía ni actuaba más que por impulso del tuyo. Amen
PRIMER DÍA
«Revestirse de Cristo»
Signo: La Imagen de Nuestro Señor Jesucristo, una túnica blanca que represente la nueva vestidura, adquirida en el bautismo.
Canción: Nada puedo por mí mismo
Iluminación Bíblica: Gálatas 3, 26-29
Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, ya sois descendencia de Abraham, herederos según la Promesa.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
«El propósito de la compañía es imitar a nuestro Señor, en la medida en que pueden hacerlo unas personas pobres y ruines. ¿Qué quiere decir esto? Que se ha propuesto conformarse con él en su comportamiento, en sus acciones, en sus tareas y en sus fines. ¿Cómo puede una persona representar a otra, si no tiene los mismos rasgos, las mismas líneas, proporciones, modales y forma de mirar? Es imposible. Por tanto, si nos hemos propuesto hacernos semejantes a este divino modelo y sentimos en nuestros corazones este deseo y esta santa afición, es menester procurar conformar nuestros pensamientos, nuestras obras y nuestras intenciones a las suyas».
Reflexión:
«Revestirse de Cristo» es más que una metáfora o una expresión simbólica; es un llamado profundo a la transformación espiritual y a una relación íntima con nuestro Señor. En Gálatas 3:26-27, se nos recuerda que, a través de la fe en Cristo, nos convertimos en hijos de Dios y nos revestimos de Él mediante el bautismo.
Este acto de revestirse de Cristo implica una comunión real con Su vida, Su amor y Su verdad. No se trata solo de seguir Sus enseñanzas de manera externa, sino de permitir que Su presencia viva en nosotros de manera significativa. Significa que nuestros corazones deben estar alineados con los deseos de Cristo, que nuestras acciones reflejen Su amor y que nuestros pensamientos estén en sintonía con Su sabiduría.
Cuando nos revestimos de Cristo, estamos llamados a llevar Su luz al mundo. Nos convertimos en portadores de esperanza, amor y reconciliación. Nuestra fe no es solo una creencia abstracta, sino una fuerza transformadora que impacta nuestras vidas y el entorno que nos rodea.
Entonces, reflexionemos sobre cómo estamos viviendo esta realidad en nuestras vidas. ¿Estamos verdaderamente revestidos de Cristo en nuestras acciones diarias, en nuestras interacciones con los demás y en nuestras decisiones? ¿Cómo podemos fortalecer esta unión con Él?
- Preguntas:
- ¿Qué significa para ti «revestirse de Cristo» en tu vida diaria?
- ¿Cómo crees que esta unión con Cristo puede impactar tus relaciones con los demás?
- ¿Cuáles son las formas en que puedes llevar la luz de Cristo al mundo que te rodea?
Dinámica:
Proporciona a cada participante un pedazo de tela blanca o una túnica simbólica. Invita a los participantes a reflexionar sobre lo que significa para ellos «revestirse de Cristo». Pídeles que escriban o dibujen en la tela palabras, frases o imágenes que representen cómo pueden reflejar a Cristo en sus vidas. Después de un tiempo de reflexión, invita a los participantes a compartir lo que han creado y lo que significa para ellos. Anima a la comunidad a orar juntos, pidiendo la gracia de revestirse más plenamente de Cristo en sus vidas cotidianas.
SEGUNDO DÍA
«El vestido simbólico en la Biblia»
Signo: Varias figuras de vestidos algunos con tierra, otros manchados y en ellos algunos pecados o acontecimientos históricos que han desfigurado el rostro de la humanidad.
Canción: El Corazón de San Vicente de Paúl
Iluminación Bíblica: Génesis 3, 19-22
Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás. El hombre llamó a su mujer «Eva», por ser ella la madre de todos los vivientes. Yahveh Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió. Y dijo Yahveh Dios: «¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
«Ese gran Dios, al crearnos con el plan de exigir de nosotros esa agradable ocupación de amarle y ese honorable tributo, ha querido poner en nosotros el germen del amor, que es la semejanza, para que no nos excusásemos diciendo que no podríamos pagarle jamás. Ese enamorado de nuestros corazones, al ver que, por desgracia, el pecado había estropeado y borrado esa semejanza, quiso romper todas las leyes de la naturaleza para reparar ese daño, pero con la ventaja maravillosa de que no se contentó con devolvernos la semejanza y el carácter de su divinidad, sino que quiso, con el mismo proyecto de que le amásemos, hacerse semejante a nosotros y revestirse de nuestra misma humanidad.
Reflexión:
El acto de vestir en la Biblia tiene un profundo significado simbólico que se manifiesta desde el principio de la historia humana, como se muestra en Génesis 3, 21, cuando el Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y Eva y los vistió. Este acto divino de vestir simboliza no solo la protección física de nuestros primeros padres, sino también la cobertura de su vulnerabilidad espiritual después de su caída.
En la narrativa bíblica, el vestido simboliza la dignidad, la gracia y la relación restaurada con Dios. Cuando nos revestimos de Cristo, estamos aceptando Su gracia transformadora en nuestras vidas. Nos cubrimos con Su justicia y amor, lo que nos permite acercarnos a Dios con confianza y humildad.
Así como Dios vistió a Adán y Eva, Él nos viste con las «túnicas» de la fe, la esperanza y el amor cuando nos sumergimos en la relación con Cristo. Estas «túnicas» no solo nos protegen de las heridas del pecado, sino que también nos conectan con la dignidad de ser hijos e hijas de Dios.
La enseñanza fundamental aquí es que, al revestirnos de Cristo, estamos siendo transformados interiormente y protegidos por Su amor. Como creyentes, llevamos este mensaje al mundo, mostrando a través de nuestras vidas que la verdadera belleza proviene de estar revestidos de la justicia y el amor de Cristo.
- Preguntas:
- ¿Cómo interpretas el acto de Dios vistiendo a Adán y Eva en Génesis 3, 21 en tu vida espiritual?
- ¿Cómo experimentas la protección y la gracia de Dios al revestirte de Cristo en tu día a día?
- ¿Cuál crees que es el papel del vestido simbólico en la Biblia en cuanto a la dignidad y la relación con Dios?
- ¿De qué manera puedes llevar el mensaje de revestirse de Cristo al mundo que te rodea?
Dinámica:
Proporciona a los participantes hojas de papel en blanco y lápices de colores. Pide a cada participante que dibuje o escriba lo que significa para ellos «revestirse de Cristo» en el centro de su hoja.
Luego, invita a los participantes a crear diseños o escribir palabras que representen los aspectos de protección, dignidad y relación con Dios en las «túnicas» que Dios nos proporciona.
Después de un tiempo de creatividad, anímales a compartir sus dibujos o escritos y a explicar lo que han representado.
Concluye la dinámica con una breve oración agradeciendo a Dios por Su gracia y amor que nos reviste y nos protege.
TERCER DÍA
«Imitar a Jesús en el comportamiento»
Signo: Una imagen que representa a Jesús lavando los pies de sus discípulos como un acto de humildad.
Canción: Vicente de Paúl eres un hombre para hoy
Iluminación Bíblica: Filipenses 2, 5-9
Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Ciertamente, padre, en todo esto (la dirección de las almas y la educación del clero) no hay nada humano: no es obra de un hombre, sino obra de Dios. Grande opus. Es la continuación de la obra de Jesucristo y, por tanto, el esfuerzo humano, lo único que puede hacer aquí es estropearlo todo, si Dios no pone su mano. No, padre, ni la filosofía, ni la teología, ni los discursos logran nada en las almas; es preciso que Jesucristo trabaje con nosotros, o nosotros con él; que obremos en él, y él en nosotros; que hablemos como él y con su espíritu, lo mismo que él estaba en su Padre y predicaba la doctrina que le había enseñado: tal es el lenguaje de la Escritura.
Reflexión:
La humildad y el servicio son virtudes fundamentales en la vida de un sacerdote misionero y, en última instancia, en la vida de cualquier seguidor de Jesús. Filipenses 2, 5-7 nos presenta un modelo de humildad en la persona de Cristo, quien, siendo Dios, se despojó de su divinidad para convertirse en un siervo y ser semejante a nosotros. Este acto de abajamiento extremo nos muestra que la verdadera grandeza radica en la humildad y la disposición para servir a los demás.
Los sacerdotes misioneros, al seguir el ejemplo de Jesús, no solo predican el evangelio con palabras, sino que también lo viven a través de sus acciones diarias. Lavando los pies de sus discípulos, Jesús nos enseñó que el servicio debe ser una parte integral de nuestra vida cristiana. Los sacerdotes misioneros, al servir a las comunidades a las que son enviados, encarnan esta enseñanza de manera poderosa.
San Vicente de Paúl nos recuerda que lo que nos hace grande no es el conocimiento humano, sino la actitud y la disposición de servicio. Necesitamos una Iglesia capaz de encarnar los valores del evangelio, muchas veces las acciones caritativas de la Iglesia parecen aisladas, producto de un grupo o de personas específicas, pero el testimonio más urgente es que la acción profética debe marcar con fuerza el ADN propio de la Iglesia, que sirve al mundo desde su testimonio.
- Preguntas:
- ¿Cómo puedes aplicar la humildad y el servicio en tu vida cotidiana, siguiendo el ejemplo de Jesús?
- ¿Qué desafíos encuentras al tratar de vivir una vida de humildad y servicio en un mundo que a menudo valora el éxito personal y la autoafirmación?
- ¿Cómo puede el servicio desinteresado fortalecer la comunidad cristiana y ayudar a difundir el mensaje del evangelio?
- ¿Qué enseñanzas específicas has recibido de los sacerdotes misioneros o líderes religiosos que has conocido que reflejen la humildad y el servicio de Jesús?
Dinámica:
Proporciona un recipiente con agua y toallas limpias.
Invita a los participantes a formar un círculo y explícales que llevarán a cabo un acto simbólico de humildad y servicio, imitando a Jesús.
Pide a un voluntario que se siente en el centro del círculo y que otro participante le lave los pies como un gesto de humildad y servicio.
Después, el que recibió el lavado de pies agradece al que lo hizo y, a su vez, elige a otra persona para lavarle los pies, continuando la dinámica.
Concluye la dinámica con una reflexión sobre cómo se sintieron los participantes al realizar este acto de humildad y servicio, y cómo pueden aplicar estas virtudes en su vida diaria.
Esta dinámica promueve una experiencia práctica de humildad y servicio, recordando a los participantes la importancia de imitar a Jesús en su comportamiento.
CUARTO DÍA
«El Espíritu Santo y la configuración con Cristo»
Signo: Un símbolo del Espíritu Santo descendiendo sobre los apóstoles en Pentecostés.
Canción: El Espíritu de Dios está sobre mí.
Iluminación Bíblica: 2 Corintios 3, 2-4
Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. Evidentemente sois una carta de Cristo, redactada por ministerio nuestro, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones. Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Por consiguiente, padre, debe vaciarse de sí mismo para revestirse de Jesucristo. Ya sabe usted que las causas ordinarias producen los efectos propios de su naturaleza: los corderos engendran corderos, etc., y el hombre engendra otro hombre; del mismo modo, si el que guía a otros, el que los forma, el que les habla, está animado solamente del espíritu humano, quienes le vean, escuchen y quieran imitarle se convertirán en meros hombres; cualquier cosa que diga o que haga, sólo les inspirará una mera apariencia de virtud, y no el fondo de la misma; les comunicará el mismo espíritu del que está animado, lo mismo que ocurre con los maestros que inspiran sus máximas y sus maneras de obrar en el espíritu de sus discípulos. Por el contrario, si un superior está lleno de Dios, impregnado de las máximas de nuestro Señor, todas sus palabras serán eficaces, de él saldrá una virtud que edificará, y todas sus acciones serán otras tantas instrucciones saludables que obrarán el bien en todos los que tengan conocimiento de ellas.
Reflexión:
El tema de hoy nos recuerda que la verdadera configuración con Cristo va más allá de la imitación externa; implica una transformación interior impulsada por el Espíritu Santo. En 2 Corintios 3, 3, se nos presenta la idea de que somos «cartas de Cristo» escritas no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. Esto significa que nuestra vida debe reflejar la presencia y la obra transformadora del Espíritu Santo.
San Vicente de Paúl enfatiza la importancia de que aquellos que guían y forman a otros estén llenos de Dios, impregnados de las enseñanzas y el espíritu de Jesús. Cuando permitimos que el Espíritu Santo nos transforme, nuestras palabras y acciones tienen un impacto más profundo y efectivo en los demás. No se trata solo de transmitir conocimiento, sino de comunicar una verdadera virtud y un auténtico testimonio de vida cristiana.
En el evangelio de Lucas 4, 18, tomado por San Vicente como la frase fundacional de la Congregación de la Misión, viene antecedida por la expresión: “El Espíritu del Señor está sobre mí”, sin ese Espíritu que procede del Padre y del Hijo, no se entiende la misión de Evangelización, de liberación, de configuración con la persona de Jesucristo, para avanzar en el camino de fe debemos ser cristianos “pneumaticos” es decir guiados por el Espíritu que nos impulsa a salir de nosotros mismos, para correr en busca de la oveja perdida.
- Preguntas:
- ¿Cómo experimentas la presencia del Espíritu Santo en tu vida cotidiana?
- ¿De qué manera crees que la configuración con Cristo a través del Espíritu Santo difiere de simplemente imitar a Cristo externamente?
- ¿Cuáles son los desafíos que enfrentas al permitir que el Espíritu Santo transforme tu vida y carácter?
- ¿Cómo puedes ser una «carta de Cristo» escrita por el Espíritu Santo en el mundo actual?
Dinámica:
Proporciona un espacio tranquilo y momentos de silencio para la oración y la meditación.
Invita a los participantes a reflexionar sobre su relación con el Espíritu Santo y cómo desean ser transformados por Él.
Pídeles que compartan en grupos pequeños sus pensamientos y oraciones sobre este tema.
Luego, reúne al grupo y ofrezcan una oración colectiva pidiendo la renovación y la guía del Espíritu Santo en sus vidas.
Finaliza la dinámica alentando a los participantes a llevar consigo esta experiencia de oración y permitir que el Espíritu Santo siga escribiendo la carta de Cristo en sus corazones en su vida diaria.
QUINTO DÍA
«La adhesión a Cristo como obra de Dios»
Signo: Un símbolo de un corazón humano siendo transformado por la gracia divina.
Canción: Por los caminos de Vicente
Iluminación Bíblica: Efesios 2, 8-10
Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
¿Quién podrá imitarte? ¿Quién podrá, aunque sólo sea hablar de esta virtud? Señor, concédenos la gracia de hablarnos tú mismo de ella, las palabras de los hombres hieren los oídos, pero no penetran en el interior; pero una de las tuyas, pronunciadas en el oído de nuestros corazones, nos hará renunciar a la vana reputación por la que la mayoría de la gente se queda sin el mérito de sus acciones. Hay muchas personas que son buenas en apariencia, pero están llenas de ese humo de la propia estimación, y por eso carecen de peso y de consistencia y se disipan como unanube. Cuando veáis a una hermana practicar esta virtud y que lo hace así por imitar a Nuestro Señor, podemos decir de esa persona que vive del espíritu de Nuestro Señor Jesucristo.
Reflexión:
El tema «La adhesión a Cristo como obra de Dios» nos recuerda que nuestra relación con Cristo no es simplemente un esfuerzo humano, sino un regalo divino. En Efesios 2, 8-9, se nos enseña que somos salvos por gracia a través de la fe, y esto es un don de Dios, no algo que podamos lograr por nuestras propias obras. Esta verdad nos lleva a reconocer que nuestra adhesión a Cristo es, en última instancia, el resultado de la obra de Dios en nosotros.
San Vicente de Paúl nos exhorta a buscar la humildad y a renunciar a la vana reputación que a menudo nos impide experimentar la plenitud de la gracia de Dios. Cuando permitimos que Dios trabaje en nosotros y nos rendimos a Su voluntad, somos transformados y comenzamos a vivir de acuerdo con el espíritu de Jesucristo.
Esta reflexión nos llama a valorar el regalo de la gracia divina y a reconocer nuestra dependencia de Dios en nuestra adhesión a Cristo. No podemos presumir de nuestras propias obras, sino que debemos humildemente abrirnos a la obra transformadora de Dios en nuestras vidas.
- Preguntas:
- ¿Cómo has experimentado la gracia de Dios en tu vida y en tu relación con Cristo?
- ¿Qué obstáculos personales has enfrentado en tu camino hacia una adhesión más profunda a Cristo?
- ¿Cómo puedes cultivar la humildad en tu vida espiritual y evitar la búsqueda de una «vana reputación»?
- ¿Qué significa para ti reconocer que la adhesión a Cristo es un don de Dios y no algo que puedas lograr por tus propios esfuerzos?
Dinámica:
Invita a los participantes a tomar unos minutos en silencio para reflexionar sobre los momentos en sus vidas en los que han experimentado la gracia de Dios de manera significativa.
Luego, pídeles que compartan en grupos pequeños sus experiencias de gracia y cómo han sentido la obra de Dios en sus vidas.
Después de compartir en grupos, reúne al grupo principal y anime a algunos participantes a compartir brevemente sus reflexiones y experiencias.
Finaliza la dinámica con una oración de gratitud por la gracia de Dios y un compromiso de abrirse aún más a la obra transformadora de Dios en sus vidas en el futuro.
SEXTO DÍA
La Centralidad de la Oración
Signo: Una imagen de alguien en oración, con las manos juntas y los ojos cerrados.
Canción: «Vicente de Paúl», Ixcís
Iluminación Bíblica: Lucas 11, 1-4
Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, ensénanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.» Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Nosotros somos tus hijos, que nos ponemos en tus brazos para seguir tu ejemplo; concédenos esta gracia. Como no podemos hacerlo por nosotros mismos, te lo pedimos a ti, lo esperamos alcanzar de ti, pero con toda confianza y con un gran deseo de seguirte. Señor, si quieres darle este espíritu a la compañía, ella trabajará por hacerse cada vez más agradable a tus ojos y tú la llenarás de ardor para que sea semejante a ti; y este anhelo la hace ya vivir de tu vida, de modo que cada uno puede decir como san Pablo: Vivo ego, jam non ego, vivit vero in me Christus (ya no vivo yo en mí, es Cristo quien vive en mí) ¡Qué dicha poder comprobar en nosotros estas palabras: Vivo ego, jam non ego, vivit vero in me Christus! Pues ya no vivimos una vida humana, sino una vida divina, y viviremos esa vida, hermanos míos, si nuestros corazones están llenos y nuestras acciones van acompañadas de esa intención de cumplir la voluntad de Dios.
Reflexión:
Hoy se nos recuerda que la oración es la fuente de nuestra relación con Dios y la base de nuestra misión como seguidores de Cristo. En Lucas 11, 1-4, los discípulos le piden a Jesús que los enseñe a orar, reconociendo la importancia de la comunicación con Dios en sus vidas. Jesús responde enseñándoles el Padrenuestro, una oración que refleja la centralidad de Dios en nuestras vidas y nuestras necesidades diarias.
San Vicente de Paúl enfatiza que la oración nos conecta con la vida divina y nos capacita para cumplir la voluntad de Dios. Cuando oramos con sinceridad, buscamos la voluntad de Dios y nos abrimos a Su gracia transformadora. La oración nos permite vivir no una vida humana ordinaria, sino una vida divina en comunión con Cristo.
En un mundo lleno de distracciones y preocupaciones, la oración nos llama a detenernos, cerrar los ojos y dirigirnos a nuestro Padre celestial con humildad y confianza. Es en la oración donde encontramos la fuerza y el propósito para llevar a cabo la obra de Dios en el mundo.
- Preguntas:
- ¿Cuál es tu comprensión personal de la importancia de la oración en tu vida espiritual?
- ¿Cómo te ha ayudado la oración a establecer una relación más profunda con Dios y a discernir Su voluntad?
- ¿Cuáles son tus desafíos más grandes a la hora de mantener una vida de oración constante?
- ¿Cómo puedes integrar la oración de manera más efectiva en tu vida diaria y en tu compromiso con la misión de Cristo?
Dinámica:
Invita a los participantes a formar parejas o grupos pequeños.
Pide a cada grupo que comparta una oración que les sea significativa o que hayan encontrado especialmente poderosa en sus vidas.
Después de compartir oraciones, anima a los participantes a hablar brevemente sobre por qué esas oraciones son importantes para ellos.
Finaliza la dinámica con una oración grupal, utilizando el Padrenuestro como modelo, y pidiendo a Dios que fortalezca la vida de oración de todos los presentes y los capacite para vivir de acuerdo con Su voluntad.
SÉPTIMO DÍA
Cristo Vive en Mí
Signo: Una imagen simbolizando la unión de la cruz y el corazón humano.
Canción: In Persona Christi
Iluminación Bíblica: Gálatas 2, 17-20
Ahora bien, si buscando nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, ¿estará Cristo al servicio del pecado? ¡De ningún modo! Pues si vuelvo a edificar lo que una vez destruí, a mí mismo me declaro transgresor. En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Fijaos en la diferencia que hay entre la luz del fuego y la del sol: durante la noche nos ilumina nuestro fuego, y con su esplendor vemos las cosas, pero muy imperfectamente, sin descubrir más que su superficie, porque este resplandor no da más de sí. Pero el sol lo llena y vivifica todo con su luz; no sólo descubre el exterior de las cosas, sino que con su virtud secreta penetra dentro de ellas, las hace obrar y que sean fructuosas y fértiles, según la cualidad de su naturaleza. Pues bien, los pensamientos y las consideraciones que vienen de nuestro entendimiento no son más que unos fuegos muy pequeños, que sólo muestran un poco por fuera el exterior de los objetos, sin producir nada; pero las luces de la gracia, que el Sol de justicia derrama en nuestra alma, descubren y penetran hasta el fondo más íntimo de nuestro corazón, excitándolo y haciéndole producir frutos maravillosos. Por tanto, hemos de pedir a Dios que sea él mismo quien nos ilumine y nos inspire lo que le agrada. Todas esas consideraciones altas y rebuscadas no son oración; son más bien con frecuencia brotes de la soberbia. Ocurre con los que se detienen y complacen en ellas lo mismo que con el predicador que se pavonease con sus hermosos discursos y pusiera toda su complacencia en ver a los oyentes satisfechos de lo que les dice; es evidente que no sería el Espíritu santo, sino el espíritu de soberbia, el que iluminaría su entendimiento y le haría producir todas esas hermosas ideas; o, mejor dicho, sería el demonio quien le inspiraría y le haría hablar de ese modo.
Reflexión:
«Cristo Vive en Mí» nos recuerda la profunda unión que podemos tener con Cristo a través de la fe y la oración. En Gálatas 2, 17-20, el apóstol Pablo nos habla de su propia experiencia de vivir en Cristo y para Dios. Él enfatiza que su vida ya no es la suya propia, sino que es Cristo quien vive en él. Esta unión con Cristo no lo hace menos consciente de sus propias fallas y debilidades, sino que lo lleva a vivir en una relación de amor y servicio a Dios.
San Vicente de Paúl compara la luz del entendimiento humano con la luz del sol de la gracia divina que ilumina profundamente nuestras almas. Nos recuerda que las reflexiones intelectuales pueden ser insuficientes si no están imbuidas del Espíritu Santo y del amor de Cristo. La oración auténtica no se trata solo de pensamientos elevados, sino de abrir nuestros corazones a la presencia transformadora de Cristo en nosotros.
Como misioneros, llevar a Cristo al mundo implica, en primer lugar, permitir que Cristo viva plenamente en nosotros. Esto significa estar dispuestos a morir a nuestro ego y permitir que Su luz y amor brillen a través de nuestras acciones y palabras.
- Preguntas:
- ¿Cómo experimentas la presencia de Cristo en tu vida diaria?
- ¿Qué significa para ti el versículo «no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» en Gálatas 2:20?
- ¿Cómo puedes cultivar una mayor conciencia de la presencia de Cristo en tu vida?
- ¿Cómo crees que esta conciencia afecta tu servicio y misión en el mundo?
Dinámica:
Coloca una imagen de Jesús en el centro de un círculo formado por los participantes.
Pide a cada persona que, en silencio, medite sobre cómo experimenta la presencia de Cristo en su vida y cómo esta presencia afecta su relación con los demás.
Luego, invita a los participantes a compartir brevemente sus reflexiones con el grupo.
Después de las reflexiones, anímalos a orar juntos, agradeciendo a Cristo por Su presencia en sus vidas y pidiendo gracia para reflejar Su amor en el mundo.
OCTAVO DÍA
El Amor al Padre
Signo: Una imagen de Jesús y el Padre abrazándose.
Canción: Un amor ardiente a Jesucristo
Iluminación Bíblica: Juan 14, 20-21
Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Entremos en su espíritu (de nuestro Señor) para entrar en sus acciones. No basta con hacer el bien, hay que hacerlo bien, a ejemplo de nuestro Señor, de quien se dice en el evangelio que lo hizo todo bien: Bene omnia fecit. No basta con ayunar, con cumplir las reglas, con trabajar para Dios; hay que hacer todo eso con su espíritu, esto es, con perfección, con los fines y las circunstancias con que él mismo lo hizo. La prudencia consiste, por tanto, en juzgar y en obrar como ha juzgado y obrado la eterna sabiduría.
Reflexión:
Nuestro amor al Padre nos lleva a reflexionar sobre la relación de Jesús con Dios Padre y cómo esta relación influye en nuestra propia vida espiritual. En Juan 14, 20-21, Jesús habla de la profunda unión entre Él, el Padre y nosotros como creyentes. Esta unidad se basa en el amor y la obediencia a los mandamientos de Dios.
San Vicente de Paúl nos insta a no solo hacer el bien, sino a hacerlo con el espíritu de Jesús, es decir, con perfección, intención correcta y las circunstancias adecuadas. Esto refleja la importancia de no solo llevar a cabo actos externos de obediencia, sino también de tener un corazón sincero y amoroso hacia Dios.
El amor al Padre no es solo un mandato, sino una invitación a entrar en una relación profunda y amorosa con Dios. Cuando amamos a Dios de todo corazón, nuestra obediencia no se convierte en una carga, sino en un acto de amor. Este amor nos capacita para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios y para reflejar Su amor a los demás.
- Preguntas:
- ¿Cómo puedes fortalecer tu amor por Dios Padre en tu vida diaria?
- ¿Qué significa para ti obedecer los mandamientos de Dios con el espíritu de Jesús?
- ¿Cómo puedes manifestar el amor de Dios a través de tus acciones y actitudes hacia los demás?
- ¿Cuál es la importancia de la relación con Dios Padre en tu vida espiritual?
Dinámica:
Forma grupos pequeños de discusión.
Pide a cada grupo que comparta sus experiencias personales sobre cómo han experimentado y cultivado su amor por Dios Padre en su vida.
Luego, invita a un representante de cada grupo a compartir brevemente las ideas clave y reflexiones de su grupo con el grupo completo.
Anima a todos a reflexionar sobre cómo pueden aplicar estas experiencias y reflexiones en su vida cotidiana para fortalecer su amor por Dios Padre y vivir de acuerdo con Su voluntad. Termina con una breve oración de agradecimiento al Padre.
NOVENO DÍA
Práctica de las Virtudes
Signo: Una imagen que represente las cinco virtudes vicentinas
Canción: Virtudes Vicentinas
Iluminación Bíblica: San Mateo 11, 28-30
Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
Esta estima y amor de Dios, y la conformidad con su santa voluntad, y el desprecio del mundo y de nosotros mismos, que hemos de imitar en Jesucristo para revestirnos de su espíritu, no podrá mostrarse mejor en cada uno de nosotros que por medio dela práctica de las virtudes que más brillaron en nuestro Señor cuando vivió sobre la tierra, esto es, las que están comprendidas en sus máximas, en su pobreza, castidad y obediencia, en su caridad con los enfermos, etcétera; de forma que, si nos ponemos a imitar a nuestro Señor en la práctica de todo esto, según señalan las otras reglas, hemos de esperar que quedaremos revestidos de su espíritu.
Reflexión:
La Práctica de las Virtudes nos lleva a considerar cómo podemos incorporar las virtudes en nuestras vidas como parte de nuestra asimilación al espíritu de Jesús. San Vicente de Paúl nos enseña que estas virtudes son una parte fundamental de revestirnos de Su espíritu.
El pasaje bíblico de Mateo 11, 28-30 nos recuerda que Jesús nos invita a cargar Su yugo y aprender de Él, quien es manso y humilde de corazón. En otras palabras, nos llama a seguir Sus enseñanzas y ejemplificar las virtudes que Él demostró durante Su vida en la tierra.
Al practicar las virtudes vicentinas: la humildad, la sencillez, la mortificación, la mansedumbre y el celo por la salvación de las almas, nos convertimos en verdaderos seguidores de Cristo. Estas virtudes no solo son actos externos, sino expresiones genuinas de un corazón transformado por el amor de Dios.
Al vivir estas virtudes en nuestra vida cotidiana, no solo fortalecemos nuestra relación con Dios, sino que también nos convertimos en instrumentos de Su amor y gracia en el mundo. La práctica constante de estas virtudes nos ayuda a revestirnos más plenamente del espíritu de Jesús y a cumplir nuestra misión de servir a los demás.
- Preguntas:
- ¿Qué virtudes de Jesús te inspiran más en tu vida diaria?
- ¿Cómo puedes practicar la humildad, la obediencia y la caridad en tu vida?
- ¿Qué desafíos enfrentas al tratar de vivir estas virtudes en un mundo secularizado?
- ¿Cómo puedes ayudar a otros a comprender la importancia de practicar estas virtudes en su vida?
Dinámica:
Escribe en tarjetas de papel palabras que representen virtudes, como «humildad», «mansedumbre», «sencillez», etc. Una palabra por tarjeta. Forma un círculo con los participantes y entrega una tarjeta a cada persona. Pide a cada participante que comparta una breve reflexión sobre la virtud escrita en su tarjeta y cómo la practican en su vida. Después de compartir, el participante pasará su tarjeta al siguiente en el círculo. Continúa este proceso hasta que todas las tarjetas hayan circulado por el círculo. Al final, reflexiona sobre cómo cada virtud contribuye a la asimilación al espíritu de Jesús y cómo pueden seguir practicándolas en sus vidas.
Cantos a san Vicente de paúl
Letra
- Amigo Vicente.
Amigo Vicente, vamos a caminar
tómame de la mano, enséñame a amar. (Bis) 1-Fue tu vida dura lucha para progresar
hoy a mí me invitas junto ti a caminar,
en nuestro camino angosto lleno de dolor.
sí a mi lado tu caminas, lo venceré con el amor.
2-El clamor de los que sufren tu vida cambio
ya no buscas gloria y fama amas al Señor,
tu quisiste hacerte pobre para llenarte de Dios,
y entregarte a los que sufren, y amar de corazón.
3-La miseria de la vida el hambre y el dolor
pide ya una respuesta sin vacilación,
el amor con que respondas el perdón te acarreará
de los que hayas ayudado, a encontrar su libertad.
- Gloria a ti Padre augusto del pobre.
Gloria a ti padre augusto del pobre,
gloria a ti servidor del Señor
porque en ti se cumplió la promesa,
de ensalzar a quién siempre sirvió.
Fuiste tú instrumento de Cristo de su paz,
de su inmensa bondad y doquiera mostraste tu rostro,
rostro fiel de una gran caridad.
Los pequeños sin madre ni afecto,
los ancianos sin techo ni pan,
los enfermos mendigos y presos,
en ti hallaron amor y verdad.
También hoy nuestro pueblo
reclama más que pan, el amor fraternal,
el respeto, la paz, la justicia,
garantías que da la igualdad.
Danos, pues, el sentido del pobre,
que intuye cualquier aflicción;
y un amor generoso, afectivo,
que nos lleve a aliviar su dolor.
No se trata de fría limosna,
que degrada y no es solución;
ayudemos al hombre a que sea
el agente de su promoción.
Este mundo que sufre
angustiado desamor, egoísmo y rencor,
necesita de ti San Vicente
y en nosotros te tiene que hallar.
- Enséñanos a amar.
Enséñanos a amar,
Vicente de Paul,
al pobre nuestro hermano
como lo amaste tú.
No sabemos sufrir por los que sufren,
reusamos llorar con los que lloran,
ignoramos la voz que nos suplica
y la mano que hambrienta nos implora.
Acallamos, a veces entre rezos
el clamor de los pobres que nos gritan
con palabras de Cristo y su evangelio
que solo es el amor lo que da vida.
Vicente de Paul que descubriste
a Cristo desvalido entre los pobres
que a la luz de tu vida descubramos
que ellos son »nuestros amos y señores»
- Vicente de Paúl para hoy.
Vicente de Paúl eres un hombre para hoy hiciste con tu gente lo que siempre habrá que hacer.
De cristo el gran amor tu diste al pobre en la aflicción mostraste generoso su poder de encarnación. /por eso tu obra aún no termina sigues con nosotros viendo los que sufren con Jesús/
Tus palabras sencillas pero llenas del Evangelio que viviste a plenitud, /siguen hoy animando nuestro espíritu confortan nuestra entrega y nos nutre en la oración /
Aún existen mendigos por las calles niños y ancianos que no tienen un hogar viudas y enfermos, jóvenes desorientados solos, tristes y amargados de ti esperan protección/
Enséñanos Vicente cada día
a vivir con los pobres y a ser pobres a llevar la enseñanza siempre nueva la misma de Jesucristo la noticia del amor (2)
Gracias por el texto de la Novena con sus bellos cantos y excelentes dinámicas de grupo. Muy apropiado todo en estos días de preparación a la celebración de la familia vicentina en torno al fundador. Un subsidio muy valioso. Gracias. Feliz fiesta.