TRIUDO PARA LA CELEBRACIÓN DE LOS 190 AÑOS DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A SANTA CATALINA LABOURÉ
PRESENTACIÓN:
“Caminando hacía el bicentenario de las Apariciones” estamos a solo diez años para llenarnos de gozo con esta celebración y desde ya nos vamos preparando, viviendo con alegría el recuerdo de la Virgen María que nos ha dado como regalo la Medalla Milagrosa.
En este tiempo de pandemia, muchas personas no podrán congregarse para celebra esta efeméride de nuestra Madre, aunque no hace parte de ninguna memoria litúrgica, ya es habitual que entre la Familia Vicentina se celebre con mucho amor esta conmemoración.
Proponemos en Corazón de Paúl este triduo que terminará con una vigilia o lucernario para celebrar dicha noche en que según los relatos de Santa Catalina Labouré se le apareció la Santísima Virgen María.
Ayúdanos a difundir y compartir este material que será de provecho para muchas comunidades, familias y parroquias.
Muchas Gracias.
Autor: Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
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DÍA 1 MARÍA MADRE DE LA ESPERA
Signo: La Imagen de la Virgen María, un santo Rosario y la Biblia abierta en el centro. Se puede usar una silla vacía también como símbolo.
Frase: Enséñanos Madre a tener fe en la espera.
Canción de Entrada:
Comentario inicial:
María nos enseña a esperar el tiempo oportuno, a tener paciencia y a superar las pruebas con la confianza en el Dios que sabe obrar en la historia. En este primer día vemos en Santa Catalina el ejemplo de la prudencia y el silencio, ella llegó a la capilla en la noche, y aunque la espera se le hizo larga por el miedo a ser descubierta, la voz fuerte que venia del Cielo, le dio la seguridad y la confianza para ver a la Madre y pasar la noche que cambiaría su vida.
Iluminación Bíblica: Mateo 6, 25 – 34
Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
Lectura Relato de la Aparición: primera parte. (De la edición crítica de Laurentín-Roche, «Catherine Labouré et la Médaille Miraculeuse», pp. 334-338)
Y después llegó la fiesta de San Vicente, en cuya víspera nuestra buena madre Marta nos dio una conferencia sobre la devoción a los santos y en particular a la Santísima Virgen, lo que me dio tal deseo de verla que me acosté con el pensamiento de que esa misma noche vería a mi buena Madre, ¡hacía tanto tiempo que lo deseaba!, al cabo me dormí. Como se nos había distribuido un trozo de tela de un roquete de San Vicente, corté la mitad, me la tragué y me dormí, pensando que San Vicente me obtendría la gracia de ver a la Santísima Virgen.
Por fin, a las once y media de la noche, oí que me llamaban por mi nombre:
—Hermana, Hermana, Hermana.
Me desperté y miré al lado donde escuchaba la voz, que era el lado del corredor, descorrí la cortina y vi a un niño, vestido de blanco, como de cuatro o cinco años, que me decía:
—Venga a la capilla, levántese pronto y venga a la capilla, la Santísima Virgen la está esperando. Enseguida me vino al pensamiento:
—Pero me van a oír. El niño me respondió:
—Esté tranquila, son las once y media, todos están bien dormidos; venga, la aguardo.
Me apresuré a vestirme y me, dirigí a donde el niño, que había permanecido sin apartarse de la cabecera de mi cama.
Me siguió, o mejor, yo le seguí, él siempre a mi izquierda, llevando rayos de claridad por donde pasaba; por donde quiera que íbamos las luces estaban encendidas, lo que me extrañó mucho; pero quedé más sorprendida al entrar en la capilla, cuando se abrió la puerta apenas tocarla el niño con la punta del dedo; y mi sorpresa fue más completa todavía cuando vi encendidas todas las velas y todos los cirios, lo que me hacía recordar la Misa de Medianoche.
Sin embargo, yo no veía a la Virgen. El niño me condujo al presbiterio, junto al sillón destinado al Director. Alli me puse de rodillas y el niño se quedó de pie todo el tiempo. Como la espera se me hacía larga, miraba por si pasaban las veladoras por la tribuna.
Llegó por fin la hora. El niño me previno diciéndome: —Ya viene la Virgen, aquí está.
Escuché como un rumor, como el roce de un vestido de seda que salía del lado de la tribuna, cerca del cuadro de San José, y venía a sentarse en un sillón parecido al de Santa Ana, la Santísima Virgen solamente; no era la figura de Santa Ana y yo dudaba si era la Santísima Virgen, pero el niño, que seguía allí, me dijo: —Es la Virgen.
Socialización:
Luego de un momento de silencio se puede hacer alguna resonancia al Evangelio o a la Lectura del relato de Santa Catalina.
- ¿Qué ejemplo recibimos para ser pacientes y poder esperar con fe?
- ¿Cómo me he solidarizado con aquellos que tienen necesidad o están sufriendo?
Compromiso:
Tendré conversaciones cargadas de esperanza e incentivaré a otros a responder generosamente al Señor a través de las buenas obras.
Cántico Evangélico:
Si la oración se hace en vez de las vísperas se recita el Magnificat, con la antífona correspondiente o con la siguiente. De lo contrario se termina con el Padre Nuestro y la oración final.
Ant. Proclamamos las grandezas del Señor, porque ha enviado a su Madre a mostrarnos el camino a Jesús.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Preces:
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.
Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.
Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores
y a todos abundancia de salud y de paz.
Tú que hiciste de María la llena de gracia,
concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de bienes al mundo hambriento: Padre nuestro.
Señor Dios todopoderoso, haz que, por la intercesión de santa María, la Virgen, nosotros, tus hijos, gocemos de plena salud de alma y cuerpo, vivamos alegres en medio de las dificultades del mundo y alcancemos la felicidad de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Consagración de la Familia:
¡Oh Virgen María! A tu corazón inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan.
Que nuestra casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad por el cumplimiento de la voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y por el perfecto abandono a la Divina Providencia.
Vela sobre cuantos lo habita; ayúdales a vivir Cristianamente; cúbrelos con tu protección maternal y dígnate, ¡Oh Bondadosa Virgen María! Formar de nuevo en el cielo este hogar que en la tierra pertenece por entero a tu Corazón Inmaculado. Amén
DÍA 2 MARÍA ABOGADA DE LA HISTORIA
Signo: Una serie de imágenes históricas, unas velas con el nombre de los participantes y la imagen de la Virgen.
Frase: María camina con nosotros en estos momentos de la historia.
Canción:
Comentario inicial:
María descubre su corazón a los hombres y mujeres de todos los tiempos, que fieles al Evangelio han asumido la pobreza como estilo de vida, que practicando la no violencia han forjando entornos de justicia y paz, ella se manifiesta a esas personas que bajo su patrocinio son capaces de cambiar los destinos de la historia, restableciendo el Reino de Dios en medio de los que sufren.
Iluminación Bíblica: Juan 2, 1- 11
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.
Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.»
Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.»
Dice su madre a los sirvientes: = «Haced lo que él os diga.» =Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús:
«Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
«Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.
Lectura Relato de la Aparición: segunda parte.
Me sería imposible decir lo que experimentaba en aquel instante, lo que pasaba dentro de mí, me parecía que no veía a la Santísima Virgen. Entonces el niño me habló no como niño, sino como el hombre más enérgico y con las palabras más enérgicas. Mirando a la Santísima Virgen me puse de un salto a su lado, arrodillada sobre las gradas del altar, con las manos apoyadas en sus rodillas.
Allí pasé el momento más dulce de mi vida, me sería imposible decir todo lo que sentí. Ella me dijo cómo debía comportarme con mi director y otras cosas que no debo decir, la manera de conducirme en mis penas, el venir al pie del altar, que me mostraba con su mano izquierda. Me echaré al pie del altar y expansionaré allí mi corazón y recibiré todos los consuelos de que tenga necesidad. Le pregunté el significado de todo lo que había visto y ella me lo explicaba todo.
Estuve allí no sé cuánto tiempo. Lo único que sé es que, cuando se marchó, sólo vi algo que se desvanecía, en fin, sólo una sombra que se dirigía al lado de la tribuna por el mismo camino por donde ella había venido. Me levanté de las gradas del altar y vi al niño donde lo había dejado. Me dijo: Se fue.
Desandamos el mismo camino, siempre todo iluminado, y el niño iba siempre a mi izquierda. Creo que este niño era el ángel de mi guarda, que se había hecho visible para hacerme ver a la Santísima Virgen, pues yo le había rezado mucho para que él me obtuviera ese favor. Estaba vestido de blanco, llevando consigo una luz milagrosa, es decir, iba resplandeciente de luz, y representaba unos cuatro o cinco años de edad.
Al volver a mi cama eran las dos de la mañana, que oí dar la hora, y ya no me dormí.
Socialización:
Luego de un momento de silencio se puede hacer alguna resonancia al Evangelio o a la Lectura del relato de Santa Catalina.
- ¿De qué manera somos abogados como María, en medio de un pueblo que sufre?
- ¿Qué papel profético debe tener la Iglesia en estos tiempos difíciles?
Compromiso:
Empezaré a cambiar mi lenguaje de odio, fomentaré la unidad, me alejaré de comentario venenosos y destructivos. Tendré gestos de acogida y solidaridad con quienes viven junto a mí.
Cántico Evangélico:
Si la oración se hace en vez de las vísperas se recita el Magnificat, con la antífona correspondiente o con la siguiente. De lo contrario se termina con el Padre Nuestro y la oración final. Ver primer día.
Ant. Bienaventurada serás llamada por todas las generaciones, por haber creido en las promesas del Señor.
Preces:
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:
Mira a la llena de gracia y escúchanos.
Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.
Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
haz que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.
Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,
levanta y robustece la esperanza de los decaídos.
Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,
por su intercesión haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente: Padre nuestro.
Te pedimos, Señor, que la maternal intercesión de la Madre de tu Hijo libre de los males del mundo y conduzca a los gozos de tu reino a los fieles que se alegran al saberse protegidos por la Virgen María. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Oración a la Virgen Milagrosa:
Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, que te manifestaste a Santa Catalina Labouré como mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria.
En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales, y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.
Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa; envuélveme en los rayos de tu gracia, para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del cielo. Amén.
DÍA 3 MARÍA NOS AYUDA A SANAR AL MUNDO
Se recomienda que éste último día del triduo sea orado durante el día, ya que en la noche se propone el Lucernario o Vigilia.
Signo: La Imagen del mundo, varios elementos de enfermería, una Crucifijo y la Imagen de la Virgen Milagrosa y Santa Catalina Labouré.
Frase: Juntos con Jesús y María construimos un mundo mejor.
Canción:
Comentario inicial:
Cómo vicentinos estamos llamados a responder con audacia, ante tantas necesidades del mundo actual, respondemos no solo haciendo obras o dando de comer, sino con un testimonio coherente, capaz de Evangelizar con la presencia, saliendo de nosotros mismos, de nuestras propias seguridades, para abrirnos a la gracia de Dios, que, por amor nos ha perdonado y amado primero. Con la Virgen María, salimos a ese encuentro con el hermano o hermana necesitado que espera de nosotros gestos de misericordia.
Iluminación Bíblica: Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Lectura Relato de la Aparición: tercera parte.
Hija mía, el buen Dios quiere confiarte una misión. Sufrirás mucho, pero lo superarás pensando que lo haces por la gloria del buen Dios. Sabrás lo que es el buen Dios, y eso te atormentará hasta que lo digas a quien tiene a cargo suyo tu guía (el P. Jean-Marie Aladel). Te contradirán, pero tendrás la gracia, no temas, dilo todo con confianza y sencillez. Verás ciertas cosas, cuéntalas. Te sentirás inspirada en la oración.
Corren muy malos tiempos. La desgracia va a caer sobre Francia, el trono será derribado, sacudirán al mundo entero infortunios de toda clase (la Santísima Virgen tenía la expresión muy apenada al decir esto), pero venid al pie de este altar, donde se derramarán gracias sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor, sobre los grandes y los pequeños…
Hija mía, gusto particularmente de derramar gracias sobre la Comunidad: la amo mucho. Siento dolor, pues hay grandes abusos: no se observa la Regla, la regularidad deja que desear, hay gran relajación en ambas Comunidades. Dilo a quien se encarga de ti, aunque no sea superior. Dentro de poco se le encomendará la Comunidad de modo particular. Tiene que hacer cuanto esté en su mano para poner de nuevo en vigor la Regla, díselo de parte mía… Que vigile las malas lecturas, la pérdida del tiempo y las visitas… cuando la Regla haya sido restaurada en su vigor, otra Comunidad se unirá a la vuestra. Eso no se acostumbra, pero yo la amo…, di que se la reciba. Dios las bendecirá, y gozarán de una gran paz. La Comunidad se hará grande…
Sobrevendrán grandes males, el peligro será grande: no temas; el buen Dios y San Vicente protegerán a la Comunidad… (la Santísima Virgen seguía triste): yo misma estaré con vosotras, siempre he velado por vosotras. os concederé muchas gracias… Llegará un momento de gran peligro, cuando se dará todo por perdido; estaré entonces con vosotras, tened confianza, reconoceréis mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre ambas Comunidades.
Mas no será lo mismo con otras Comunidades, habrá víctimas (la Santísima Virgen tenía lágrimas en los ojos al decir esto), en el clero de París habrá muchas víctimas, monseñor el Arzobispo morirá. Hija mía, la cruz será despreciada, la sangre correrá por las calles (aquí la Santísima Virgen ya no podía hablar, la tristeza llenaba su rostro). Hija mía, me dijo, todo el mundo estará sumido en tristeza.
Yo pensaba cuándo será esto: 40 años, y 10 años después de la paz.
Un día le dije al P. Aladel: La Santísima Virgen quiere que usted comience una Asociación de la que será fundador y director. Una Asociación de Jóvenes de María: la Santísima Virgen le concederá muchas gracias y se le otorgarán indulgencias. El mes de María se celebrará con gran solemnidad en todas partes. El mes de San José también se celebrará con mucha devoción, será grande la protección de San José. También habrá mucha protección y devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Socialización:
Luego de un momento de silencio se puede hacer alguna resonancia al Evangelio o a la Lectura del relato de Santa Catalina.
- ¿Qué mensaje nos puede traer hoy la Virgen en este tiempo de Pandemia?
- ¿Soy comunicador de esperanza, hablo de Dios que es amor siendo capaz de comprometerme con su misión misericordiosa?
Compromiso:
Dejaré de compartir mensajes pesimistas, sacaré siempre lo bueno de las personas, ayudaré en mi parroquia o grupo vicentino en la misión de llevar consuelo a los afligidos y caridad a los necesitados.
Cántico Evangélico:
Si la oración se hace en lugar de las Laudes se recita el cántico de Zacarías.
Ant. Bendito eres, Dios nuestro, que mostraste tu favor a nuestra familia Vicentina.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Preces:
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu santa Madre, Señor, interceda por nosotros.
Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,
líbranos también a nosotros de toda culpa.
Redentor nuestro, tú que hiciste de la inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,
haz también de nosotros templos de tu Espíritu.
Palabra eterna del Padre, que enseñaste a María a escoger la parte mejor,
ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.
Rey de reyes, que elevaste contigo a tu Madre en cuerpo y alma al cielo,
haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales.
Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,
danos el gozo de tener parte en su gloria.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Según el mandato del Señor, digamos confiadamente: Padre nuestro.
Concédenos, Señor, la valiosa intercesión de la Virgen María, cuya gloriosa protección especial celebramos, y danos parte en los dones de tu amor por la intercesión de aquella a la que hiciste llena de gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Oración a la Virgen Milagrosa: (De San Juan Pablo II)
Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos. Ésta es la oración que tú inspiraste, oh María, a santa Catalina Labouré, y esta invocación, grabada en la medalla la llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero. ¡Bendita tú entre todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta, ¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu fiat! ¡Has sido asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada a la cruz de nuestro Salvador!
Tu corazón fue traspasado junto con su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única condición de que nos atrevemos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin cesar a tu Divino Hijo. Te consagramos nuestras fuerzas y disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu Hijo.
Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de división que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados.
Te pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda de un clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su fe. Te confiamos el apostolado de los laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las religiosas.
LUCERNARIO
“En la santísima Virgen brillaba tanto la gracia y la modestia,
que inspiraba respeto y devoción en quienes tenían la dicha de verla”
San Vicente de Paul (XII, 14-19)
Para esta noche, se puede buscar un lugar diferente donde los participantes se congreguen cada uno con una vela o cirio, para ir en procesión cantando al lugar donde se realizará la reunión.
Signo: Colocar una imagen de la Virgen Milagrosa en el centro y alrededor las velas de los participantes.
En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Comentario inicial:
Queridos Hermanos y Hermanas: durante esta noche, según los relatos de Santa Catalina, ella nos cuenta que la Santísima Virgen María se le apareció; hoy nosotros conmemoramos este acontecimiento como un momento especial de gracia, donde compartimos la misión que le fue encomendada por Dios a esta Hija de la Caridad: llevar la Medalla Milagrosa. Esta misión se entiende en la línea de compartir con otros la fe en Jesucristo y hablar de la experiencia de vida que nos lleva a ser donativos y misioneros. La Medalla en tiempo de crisis nos sigue hablando de Dios y la Virgen que son llevados cerca del corazón para afrontar con esperanza los momentos oscuros de la historia.
Acto de Contrición.
Iluminación Bíblica: Apocalipsis 12, 1-5
Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.
Su cola arrastra la tercera parte de = las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. = El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.
La mujer = dio a luz un = Hijo = varón, = el que ha de = regir a todas las naciones con cetro de hierro; = y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.
Meditación Personal o Homilía breve.
Puntos para una predicación.
- Las apariciones son experiencias personales, que llegan a ser compartidas y creídas por muchos fieles. Encontramos en las Sagradas Escrituras muchísimas evidencias teológicas de estos encuentros entre el cielo y la tierra, desde la presencia misma de Dios con el Pueblo de Israel, hasta la aparición de Cristo a Pablo que lo llevó a su propia conversión de vida.
- Así como el autor del libro de apocalipsis, transmite la fe en una serie de visiones y apariciones de Cristo Resucitado y de la Iglesia celeste, para dar un mensaje de esperanza a los cristianos perseguidos durante los primeros siglos, así mismo Santa Catalina comparte con otros el mensaje de esperanza en tiempos de guerras y conflictos en Francia.
- Santa Catalina enseñó desde su estilo de vida, desde su modo de actuar, que las manifestaciones celestiales no nos arrebatan de nuestras responsabilidades sociales, al contrario, nos animan a ser generosos en nuestro trabajo en favor de Cristo, presente en los más pobres.
- La espiritualidad mariana, no es un intimismo o un mariocentrismo, es ante todo el reconocimiento de María, como la primera misionera, señalando el camino hacia Jesús, mostrándonos el amor del Padre y dándonos ejemplo de una vida impulsada por el Espíritu Santo. La devoción a ella hace parte fundamental de nuestra identidad como católicos y sobre todo como vicentinos, herederos de una misión que viene de Dios.
Meditación del Santo Rosario
Se propone reemplazar la meditación de los Santos Misterios correspondiente por los siguientes, que también pueden ser dramatizados.
Primer Momento:
“Santa Catalina se despierta y sale de su dormitorio”
Noche del 18 de julio de 1830
Palabras de la Virgen María: Hija mía, gusto particularmente de derramar gracias sobre la Comunidad: la amo mucho. Siento dolor, pues hay grandes abusos: no se observa la Regla, la regularidad deja que desear, hay gran relajación en ambas Comunidades.
Petición: Madre Santa, te pedimos nos ayudes a despertarnos del sueño que nos impide ponernos de pie para salir al encuentro del otro, ayúdanos a romper esas estructuras que no nos dejan anunciar con valentía el Reino de Dios.
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria
Segundo Momento:
“Santa Catalina llega a la Capilla de la Rue de Bac”
Palabras de la Virgen María: ¡Hija mía! Dios quiere confiarte una misión. Tendrás que sufrir, pero sobrellevarás esto pensando en que lo haces por la gloria de Dios; serás atormentada hasta que lo hayas comunicado al que está encargada de dirigirte. Se te contradirá, pero tendrás la gracia, no temas. Háblale con confianza y sencillez; ten confianza y no tengas miedo. Verás algunas cosas, da cuenta de ellas.
Petición: Virgen Santa, ayúdanos a encontrarnos con Jesús, no solo en los templos, sino en la casa de los más necesitados, danos valentía para salir corriendo al encuentro de Dios, pero también te pedimos que nos enseñes a ser hombres y mujeres de oración, que tengamos nuestra mente y corazón en la Palabra de Dios y la Eucaristía.
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria
Tercer Momento:
“La Virgen María aparece y se sienta en la sede de la Capilla”
Palabras de Santa Catalina: Respecto al modo de proceder en mis penas, me señaló con su mano izquierda, el pie del altar y me recomendó acudir allí y desahogar mi corazón, asegurándome que en ese lugar recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad.
Petición: Virgen María danos la gracia de verte en tantas mujeres que sufren por sus hijos o que son víctimas de violencia; ayúdanos a ser buenos hijos con nuestras mamás, que podamos responder con generosidad a tanta ternura que ellas derraman sobre nosotros, pero sobre todo enséñanos el valor de la maternidad para acoger a otros con la dulzura que transforma corazones.
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria
Cuarto Momento:
“Santa Catalina se pone a los pies de la Madre del Cielo”
Palabras de la Virgen María: Llegará un momento de gran peligro, cuando se dará todo por perdido; estaré entonces con vosotras, tened confianza, reconoceréis mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre ambas Comunidades.
Petición: Madre amada, como Santa Catalina queremos estar a tus pies, reconociendo nuestra nada, nuestra fragilidad, nuestra necesidad de Dios; queremos también sentarnos a los pies de Jesús, para escucharlo, como lo hizo María la del Evangelio, escogiendo la mejor parte, y poder aprender de la escuela de Nazaret el servicio que nos hace mejores seres humanos.
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria
Quinto Momento:
“La Virgen María le encomienda una misión”
Palabras de Santa Catalina: Un día le dije al P. Aladel: La Santísima Virgen quiere que usted comience una Asociación de la que será fundador y director. Una Asociación de Jóvenes de María: la Santísima Virgen le concederá muchas gracias y se le otorgarán indulgencias. El mes de María se celebrará con gran solemnidad en todas partes.
Petición: Querida Madre Milagrosa, como vicentinos tenemos la misión de incentivar a los jóvenes de hoy a seguir los caminos del Evangelios, ayúdanos a encontrar siempre caminos nuevos y llamativos para mostrar la frescura de la Palabra de Dios, que siempre ha cautivado a los jóvenes de todos los tiempos.
Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria
Oración Final: (de las conferencias de San Vicente de Paúl)
Por Tú misericordia, Señor, estamos muy dispuestos y obligados a practicar las máximas evangélicas, te pedimos que Llenemos de ellas nuestro espíritu, llenemos nuestro corazón de su amor y vivamos en consecuencia. Por intercesión de los apóstoles, que tanto las amaron y tan bien las observaron; por intercesión de la santísima Virgen que, mejor que ningún otro, penetró en su sentido y las practicó; finalmente, a nuestro Señor, que las ha establecido, para que nos dé la gracia de ser fieles a su práctica, excitándonos a ello con la consideración de sus virtudes y con su ejemplo. Hay motivos para esperar que, al vernos aquí en camino de vivir según estas máximas, nos serán favorables en el tiempo y en la eternidad. (XII, 114-129)
¡Oh, santísima Virgen, pide al Señor este favor para nosotros, pídele una verdadera pureza para nosotros, para los sacerdotes, para los estudiantes, para los seminaristas, para los hermanos coadjutores y para toda la compañía! Esta es la súplica que te hacemos. (XI, 447-449). Amén.
Dios los bendiga por este maravilloso material espiritual, que nos prepara para crlebrar con gratitud la magnífica y grandiosa Manifestación de Nuestra Madre Milagrosa a nuestra familia. Es don y trabajo.
Gracias.
bendiciones son muy importantes nos ayuda a conocer y refklexionar sobre la espiritualidad y bendiciones recibidas