Por: Andrés Felipe Rojas, CM
En el siguiente escrito me permito presentar una aproximación histórica de los textos sinópticos de cara al relato de la pasión, muerte y resurrección del Señor, en él abordo varios interrogantes que se logran aclarar a través de una lectura detalla de algunos versículos y perícopas claves.
INTRODUCCIÓN
Venía viajando en un medio de transporte fluvial sobre el río magdalena rumbo a un municipio llamado Magangué de la costa atlántica de Colombia, y vi como el sol iba muriendo a nuestro paso por entre las aguas de este imponente río.
De pronto vino a mi mente la escena de nuestro Divino Salvador crucificado en el Gólgota, y asocié la caída del sol con su muerte, y en este tiempo de cuaresma surgieron en mí varias hipótesis exegéticas. Me pregunté sobre la verdadera intencionalidad de los evangelistas, por lo menos de los sinópticos, al narrar el acontecimiento de Cristo en sus últimas horas.
¿Por qué razón los evangelistas, de manera especial Marcos, insisten tanto en precisar las horas que iban marcando toda la pasión, desde el juicio del Sanedrín hasta la hora de su muerte?
A medida que iba avanzando en las lecturas, sentía como una profunda emoción invadía todo mi cuerpo, estaba tal vez fijándome en solo las menciones a las horas, cosa que nunca había hecho antes, y poco a poco iba afirmando esa primera idea intuitiva que me llevó al siguiente descubrimiento.
Sucede que, en Israel, el sol sale hacía las 6 de la mañana y se esconde pasada las 6 de la tarde, con unos minutos no más de diferencia al resto del mundo, hay días por supuesto más largos que otros de acuerdo a la estación del año, pero en abril, la fecha en que probablemente Jesucristo fue crucificado, el sol sale a las 6 de la mañana y las seis de la tarde se esconde (cosmovisión propia de los Escritos Sagrados, la tierra plana y el sol que nace y se esconde)
El texto en griego, sobre todo del Evangelio de Marcos, precisa el paso de las horas, como se hacía en el mundo Romano antiguo, a saber:
- Prima: primera hora después del amanecer, sobre las 6:00 de la mañana.
- Tercia: tercera hora después de amanecer, sobre las 9:00.
- Sexta: mediodía, a las 12:00 y
- Nona: sobre las 15:00, esta última en la que coinciden los tres sinópticos al ponerla como el momento de la muerte de Cristo.
LAS TINIEBLAS
Marcos precisa muy bien el ambiente de oscuridad que enmarca su relato de la pasión, inicia el capítulo 15, el momento del juicio de Jesús ante Pilato con la siguiente frase “ni bien amaneció” y termina el relato en el versículo 42 con “ya anochecía”. Dicho ambiente de tinieblas aparecerá más adelante.
La tradición Marcana, presenta un detalle importante, que aparece en Lucas y Mateo, en la hora sexta la tierra se oscurece (SKOTOS) (a partir del mediodía), un detalle supremamente asombroso, la palabra griega SKOTOS, es la misma usada por los LXX para hablar en el libro del Génesis de la oscuridad que cernía al mundo antes de la creación, las tinieblas que gobernaban el universo, gobiernan ahora todo el territorio, todo el mundo (Mc. 15, 33; Lc. 23, 44; Mt. 27, 45).
Si bien Lucas no enmarca el relato entre las tinieblas como lo hace Marcos, es explicito al poner en labios de Jesús, el imperio de oscuridad que gobierna las escenas del juicio de Jesús: “pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas” (Lc. 22 ,54).
Juan, que conoce muy bien la tradición sinóptica y que hace algunos “ajustes” a su propio relato, no deja de interesarse por el antagonismo entre las tinieblas y Cristo luz del mundo, en el prólogo se menciona de forma implícita el hecho mismo de la Resurrección cuando, aunque gobernaban las tinieblas, no pudieron vencer la luz “y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” (Cfr. Jn 1, 5) y finalmente cuando el verdadero juicio recae sobre los hombres que rechazaron la luz “Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Jn 3, 19).
Juan, habla del príncipe del mundo, un tema que podría ser abordado en un trabajo más adelante, ya que Cristo en dicho Evangelio es presentado como Rey, la lucha se presenta en Juan, no con unas tinieblas caóticas sino con la figura de un príncipe que es arrojado, mientras Cristo es levantado en la cruz (Jn. 12, 31; 14, 30)
Durante este gobierno de oscuridad, la escena tiene un hálito de Luz en el momento en que Marcos, quien es el que más desarrolla el llamado secreto mesiánico, es decir la petición de Jesús a sus discípulos de no revelar su identidad, es por fin revelado ante sus enemigos en medio de la noche rodeado de los sacerdotes y sus guardias, esa “revelación” mesiánica es la prueba reina que llevaría a Jesús a la muerte, según el relato sinóptico.
Solo hasta el capítulo 15, 1 Marcos menciona que aún seguía de noche, que no había amanecido bien, a diferencia de Lucas que dicha revelación se da durante el día “al hacerse de día se reunieron los sumos sacerdotes” (Lc. 22, 66) para Mateo, aunque no se especifica la hora del acontecimiento, solo se puede deducir que fue en la noche, ya que el capítulo 27 enmarca el comienzo de un nuevo día.
Las tinieblas por tanto hacen parte importante en la mención de los 4 Evangelistas, la Crucifixión se da en un ambiente de oscuridad, un ambiente lúgubre que es acompañado por acontecimientos sobrenaturales.
LA HORA NONA
La escena sinóptica de la crucifixión es demasiado pintoresca, las tinieblas gobiernan el mundo a partir del mediodía, como sucedía en el origen mismo de la creación según el libro del Génesis. Si pudiéramos imaginar el relato bíblico como una película, estarían en este momento todas las cámaras enfocando al Crucificado y de fondo un sol que palidece a medida que Cristo agoniza en la cruz.
Coinciden los tres en decir que Jesucristo muere a las tres de la tarde, la hora nona ¿por qué? Porque es el punto en que el sol empieza su “muerte”, es cierto que el “descenso” del sol empieza a partir del mediodía, pero hacía las tres de la tarde el sol va terminando su trayectoria para esconderse definitivamente (según la cosmovisión Bíblica)
Marcos nos presenta un horario marcado por intervalos de tres horas que van llevando al ocaso del sol y del mismo Cristo. He preparado la siguiente gráfica que podrá ayudar un poco más:
La primera conclusión que podemos encontrar, es que la intencionalidad de los evangelistas no es una narración cronológica del evento de la crucifixión, es más bien la presentación “apocalíptica” de la muerte de Cristo, con una serie de imágenes de corte simbólico, que solo quieren mostrar con más fuerza el retorno al mundo caótico, aquel desorden inicial que cernía al mundo, el reinado de la muerte… la derrota del Ungido, etc.
La muerte de Cristo es representada a través del paso del sol por el mundo, la muerte de Jesucristo, es a su vez la caída del sol, la llegada de una oscuridad mucho más profunda, que de hecho ya estaba desde el momento del prendimiento de Jesús.
LA RESURRECCIÓN
Ninguno de los evangelistas nos presenta el hecho como tal, todos concuerdan en presentar unas mujeres que al amanecer o antes del amanecer, llegan al sepulcro y lo encuentran vació. Marcos 16, 2 utiliza la misma palabra PROI (muy temprano) que utilizó en 15, 1 al comenzar el juicio, seguidamente menciona la salida del sol.
Uno puede deducir que el acontecimiento de la Resurrección no se dio con la luz del sol, ni con el alba, ni siquiera con el primer rayo del sol, como puede estar en el imaginario colectivo, se da cuando aún el mundo esta en tinieblas. ¡Cristo habría resucitado de noche!
Tuve que pensar por un tiempo más, el porqué de este “hallazgo” y encontré la respuesta en el mismo Génesis, Nuestro Salvador antecede la luz del sol, como de hecho aparece en el texto de la Creación, la luz del primer día, no es la luz del sol (creado en el cuarto día). Los Evangelistas conocen muy bien dicho texto, y por ello la resurrección se da en el primer día de la semana, evocando así el primer día de la creación cuando la luz fue creada (no la luz del sol)
El imperio de las tinieblas que cernía el origen del mundo y que gobernaba en el Gólgota, tiene su derrota definitiva en el surgimiento de la nueva creación, Cristo Resucitado ilumina con su luz todo imperio diabólico que buscaba vivir en la oscuridad y atemorizar con la muerte a los hijos de Dios.
Cristo antecede la mañana, para mostrar que su claridad es más fuerte que el mismo sol, y porque desde ya evoca la llegada del octavo día, día sin ocaso, donde el sol es el mismo Cordero «Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos.» (Apo. 22, 5)
Hoy, aunque pareciera que las tinieblas gobernaran el mundo, no es así, si bien los poderosos con sus imperios, los ricos con su manipulación económica sobre el mundo y los dirigentes usando la muerte como escudo protector, no tienen la última palabra en el destino del mundo, aquellos que se rehúsan a servir ese “ídolo de barro” (es decir al hombre como objeto de adoración) siguen siendo asesinados por imperios mucho más crueles que el Romano, pero para quienes creemos en la Resurrección el destino del hombre no esta en una cruz ni en un sepulcro, sino en el renacer mismo de la creación que se alza como el sol “para iluminar a todos los que viven en tinieblas y en sombra de muertes” (Lc. 1, 79)
Dedico este pequeño escrito a la Escuela Bíblica de Villa Paúl (Funza) porque más que enseñar, aprendí mucho durante estos dos años.
Hola, no soy católico romano sino católico presbiteriano, pero quería decirte que este estudio me gustó mucho. Gracias por compartirlo.
Hola, no soy católico romano sino católico presbiteriano, pero quería decirte que este estudio me gustó mucho. Gracias por compartirlo.
Estas enseñanzas de verdaderos sacerdotes de Cristo, son muy importantes para nosotros los feligreses. Muchas gracias por compartir!
Saludos desde Asuncio, Paraguay, Desde el viernes santo de 2024!