Martes- Lectura Vicentina 18 de junio

Martes- Lectura Vicentina 18 de junio

Ambientación: Imagen de la Santísima Trinidad, el Evangelio y una vela.

Canto: Señor San Vicente- Jesd.

1. Invocación al Espíritu Santo:

De manera espontanea invoco al Espíritu Santo Para que nos acompañe en este lectura y nos permita descubrir en esta repetición de la oración de San Vicente de Paúl, el misterio de la Santísima Trinidad.

2. Lectura del Texto:

«REPETICIÓN DE LA ORACIÓN DEL 23 DE MAYO DE 1655 SOBRE LA FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD»

Además de la obligación que tenemos como cristianos de honrar esta fiesta, tenemos nosotros un motivo especial, ya que un papa, en las bulas de aprobación de la compañía, nos ha dado como patrono a la santísima Trinidad. Esto nos tiene que animar mucho a todos, en la medida de nuestras posibilidades, a celebrar con gran devoción esta fiesta, así como también aficionarnos mucho a no dejar pasar ni una sola ocasión de enseñar este misterio. Reconozco que nos hemos descuidado un poco en esto, y que poníamos más interés al principio que ahora con el progreso
de la compañía. Sin embargo, fijaos, algunos doctores sostienen que los que no sepan este misterio y el de la encarnación están en estado de condenación; incluso san Agustín y santo Tomás enseñan que el conocimiento de estos misterios es un medio de necesidad para la salvación. Pues bien, si es así, juzgad, padres y hermanos míos, cuánta importancia tiene que
enseñemos estos misterios a quienes los ignoran.

  • 1.º Estamos obligados a ello como cristianos, pues todo cristiano tiene que instruir a los otros en las cosas necesarias para la salvación, cuando sabe que éstos las ignoran.
  • 2.º Estamos obligados a ello como sacerdotes, los que lo son.
  • 3.º Como misioneros.

Y aunque vosotros, hermanos, no seáis sacerdotes ni hayáis estudiado, no estáis sin embargo libres de esta obligación; y debéis, cuando os encontréis con algún pobre, enseñarle este misterio, si no lo sabe, e incluso a un número pequeño, y hasta grande. Vemos cómo, si falta un sacerdote, un laico puede bautizar a un niño; y la iglesia misma se lo permite a las mujeres, cuando falta un hombre. En fin, hemos de procurar enseñar a todo el mundo este misterio. ¡Ay! ¡Cuántas buenas almas hay que no hablan nunca a un pobre, sin catequizarlo, incluso laicos y del otro sexo! ¡Hasta hay algunos que van a las aldeas a instruir a esas pobres gentes y me han pedido que, cuando se encuentren con algunos deseosos de hacer una confesión general, acepte que nos los envíen a nosotros! Nuestras pobres hermanas de la caridad hacen esto con mucha gracia y bendición en las aldeas en que están. Una señora me dijo, estos últimos días, que me rogaba le enviase una Hija de la Caridad, especialmente para instruir a los pobres en este misterio, necesario para la salvación, dando algunas clases. ya que la mayor parte de esas pobres gentes no van a las predicaciones, ni a los catecismos, y así ignoran ordinariamente este misterio. Vean, padres, todo esto. Así es como Dios obra cuando los que deben enseñar no enseñan: los sustituye por otros, para que lo hagan, incluso de sexo diferente. Cuando voy por esas parroquias de París visitando a la Caridad, les pregunto muchas veces a esas buenas damas: «Bien, señoras, ¿cómo se portan nuestras hermanas de la Caridad?». Y ellas me responden: «Padre, por la gracia de Dios, lo hacen muy bien; todos los pobres quedan instruidos en las cosas necesarias para la salvación, gracias a Dios». Bien; ¡sea Dios alabado y glorificado por siempre!

Así pues, desearía:

  • 1.º que todos tengamos mucha devoción a esta fiesta y deseemos enseñar este misterio;
  • 2.º que tomemos la resolución de no encontrarnos nunca con un pobre, sin enseñarle las cosas necesarias para su salvación, si creemos que no las sabe;
  • 3.º que pidamos perdón a Dios por la negligencia que hemos tenido en observar esto hasta el presente, y que nos humillemos mucho por ello delante de Dios.

3. ¿Qué me dice el texto?

1. ¿Qué importancia tiene para la Familia Vicentina esta fiesta de la Santísima Trinidad?
2. ¿Qué podemos aprender de las recomendaciones que da San Vicente de Paúl para honrar este misterio, para nuestro apostolado de hoy?
3. ¿Qué podemos tomar de enseñanza de la unidad y amor de la Santísima Trinidad?
4. ¿Por qué es importante entender que no sólo se debe asistir material sino también espiritualmente a los pobres?

4. ¿Qué me inspira San Vicente de Paúl para orar a Dios?

Me dejo tocar por la palabra escuchada y elevo a Dios una súplica.

5. ¿Qué compromiso trajo a mi vida esta repetición de oración?

Lectura complementaria: extracto de la Homilía del 16 de junio 2019 del Papa Francisco, Solemnidad de la Santísima Trinidad, en la ciudad italiana de Camerino 

«Hoy celebramos la Santísima Trinidad. La Trinidad no es un enigma teológico, sino el espléndido misterio de la cercanía de Dios. La Trinidad nos dice que no tenemos un Dios solitario en el cielo, distante e indiferente; no, él es el Padre que nos dio a su Hijo , que se hizo hombre como nosotros, y que, para estar aún más cerca de nosotros, para ayudarnos a llevar las cargas de la vida, nos envía su propio Espíritu.. El, que es Espíritu, entra en nuestro espíritu y así nos consuela desde dentro, nos trae la ternura de Dios dentro de nosotros. Con Dios, la carga de la vida no permanece sobre nuestros hombros: el Espíritu, a quien nombramos cada vez que hacemos la señal. De la cruz, justo cuando nos tocamos la espalda, viene a darnos fuerza, a alentarnos, a soportar los pesos. De hecho, es un especialista en resucitar, criar, reconstruir. Se necesita más fuerza para reparar que para construir, para comenzar de nuevo que para comenzar, para reconciliarse y para llevarse bien. Esta es la fuerza que Dios nos da. Por lo tanto, el que se acerca a Dios no baja, continúa: comienza de nuevo, intenta de nuevo, reconstruye. También sufre, pero se las arregla para volver a empezar, para intentarlo de nuevo, para reconstruir.»

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