El Escapulario Rojo es uno de los regalos de Nuestro Señor Jesucristo, más desconocido. Pero no deja de encontrarse entre los innumerables sacramentales de alguna tienda religiosa.

Nuestra Hija de la Caridad se llama Apolina Andriveau, ella nació el 7 de mayo de 1810, en Saint-Pourçain-sur-Sioule, Francia y murió a la edad de 85 años el 23 de febrero de 1895 en Montolieu, Francia.

La aparición fue en la ciudad de Troyes en el años de 1846, un 26 de julio, 16 años después de las famosas apariciones de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en París.

El hermoso encuentro entre Nuestro Señor y esta Hija de la Caridad nos lo relata ella misma en unas cartas que escribió después de la aparición:

«Habiéndome subido a la capilla antes de la bendición del Santísimo, me pareció ver a nuestro Señor, que tenía en la mano derecha un escapulario rojo suspendido de dos cintas del mismo color; sobre uno de los extremos se veía la figura del Crucifijo, al pie del cual estaban los instrumentos más dolorosos de la Pasión tales como los azotes, el martillo, la lanza, la túnica de la que había sido revestido su cuerpo ensangrentado. Alrededor del Crucifijo se leía esta inscripción: «Santa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, Sálvanos».

En el otro extremo de las cintas y en la misma clase de tela estaban representados su Sagrado Corazón y el de su Bendita Madre. Una cruz colocada en el centro y poco más arriba, parecía unir los dos corazones; alrededor, ésta inscripción: «Sagrados Corazones de Jesús y María, protégenos»

Un Domingo por la tarde estaba yo haciendo el Viacrucis. En la décima tercera estación, me pareció que la Santísima Virgen ponía entre mis brazos el cuerpo sagrado de nuestro Divino Salvador que me decía: «el mundo se pierde, porque no piensa en la Pasión de Jesucristo. Haz cuanto puedas para salvarlo»

Creo que la Pasión de Jesucristo es el medio más eficaz de convertir a los pecadores y de reanimar la fe de los justos ¿Quién podrá resistir a un Dios expirando por amor a los hombres?»

Jesucristo también le hizo la siguiente promesa: «Los que lleven este escapulario, recibirán todos los viernes la remisión de todos los pecados y un gran aumento de fe, esperanza y caridad» y más adelante, Nuestro Señor le habló de los misioneros vicentinos: el día 14 de Septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, Nuestro Señor le dijo: “Los Padres de la Misión han de dar este Escapulario, y quienes lo traigan bendito recibirán todos los viernes la entera remisión de sus culpas, y el aumento de la fe, la esperanza y la caridad.”

Dicha aparición fue aprobada por el Vaticano el 25 de junio de 1847, por el Papa Pio IX.

Y  el Padre Etienne, Superior General de la Congregación de la Misión de ese entonces, en su circular del 1 de enero de 1848, refiere cómo obtuvo de Pio IX, en un viaje que hizo a Roma, la autorización para establecer el “Escapulario de la Pasión de Nuestro Señor y de los Sagrados Corazones de Jesús y de María”. Así mismo hizo erigir, en la iglesia de San Lázaro, la “Capilla de la Pasión” que puede verse, al entrar, a la derecha.

Mensaje del Escapulario Rojo:

El Escapulario Rojo, nos recuerda la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, y para muchos hoy, se prefiere hablar de un Jesús que ofrece bienestar y la comodidad, que está del lado de los que tienen y que por supuesto no exige nada para seguirlo, ese Jesús es una imagen falseada del Evangelio, y ésto ha llevado, a que los que se hacen llamar cristianos, renuncie al altruismo, a la caridad donativa y sacrificada.

Pero los pobres siguen cargando a cuestas la cruz, una cruz que es puesta por los poderosos de éste mundo, y son ellos, que  por ese sufrimiento impuesto injustamente, quienes adquieren la salvación, a los demás nos corresponde asumir la pobreza evangélica y acompañar a nuestros pueblos crucificados, en la misión de desenmascarar a los asesinos, que ayer como hoy siguen arrebatando la dignidad y la humanidad de los hombres y mujeres.

También en el escapulario podemos ver los elementos que torturaron al Señor en su pasión, hoy existen muchos de esos objetos que torturan la vida del hombre: el aborto, la eutanasia, las armas, el dinero, el hedonismo, el individualismo, la guerra, el odio y muchos otros más que siguen torturando y crucificando a los más inocentes.

Aunque el panorama parezca desalentador, la esperanza esta al respaldo del escapulario, son los ¡Dos Corazones! es decir la fuerza del amor que es capaz de vencer el odio que trata de imponerse en este mundo. Solo los verdaderos cristianos son capaces de entender que la misión de los cristianos es asumir la vida y el amor como estandartes del cristianismo en el mundo contemporáneo.

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Por P. Andrés Felipe Rojas, CM

Sacerdote Misionero de la Congregación de la Misión, Provincia de Colombia. Fundador y Director de Corazón de Paúl. Escritor de artículos de teología para varias paginas web, entre ellas Religión Digital. Autor de varias novenas y guiones litúrgicos. Actualmente párroco del Santo Cristo de Guaranda (Sucre)

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