Acoger el llamado del migrante en América Latina

Acoger el llamado del migrante en América Latina

“Una propuesta pastoral para la Familia Vicentina en atención a los migrantes venezolanos”

Por: Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM

La Provincia de Colombia, de la Congregación de la Misión, empezó el año pasado un trienio con el fin de prepararse para celebrar sus 150 años de llegada al país, para esta preparación nos hemos ido apropiando de los tres verbos que el Papa Francisco usó durante el simposio Vicentino del año 2017 (Adorar, Acoger e ir) el año pasado las comunidades locales fueron invitadas a ADORAR y este 2019 se buscará una propuesta en cada comunidad para tener gestos de acogidas.

Para nadie es un secreto que la situación política en Venezuela ha obligado a miles de personas (jóvenes, niños, adultos y ancianos) a abandonar el vecino país y que en muchos países no han sido bien acogidos, porque ha ido creciendo una propaganda xenófoba que promueve el odio y la violencia. Colombia se ha convertido en uno de los países que más ha acogido venezolanos, una de las razones por la cercanía cultural (nos unen muchos lazos históricos y estilos de vida parecidos) y geográfica, ya que muchos llegan caminando.

Iglesias y comunidades particulares han convertido sus parroquias o casas, en lugares de encuentro y acogida, y de alguna manera han aliviado la penosa situación de muchos de ellos que viven en situaciones infrahumanas. Pero la situación política y económica de Colombia tampoco es muy alentadora y acostumbrada a ser fábrica de migrantes, se ha convertido en un gran campamento de ayuda humanitaria. En Colombia el índice de desempleo y de informalidad tiene estadísticas muy altas, la educación y la salud son instituciones demasiado frágiles, propensas a los colapsos repentinos por sobredemanda. Aun así, con un panorama en contra, nosotros como cristianos, como vicentinos estamos llamados a ser para el otro: lugar de encuentro- lugar de acogida.

De pronto es muy atrevido lanzar una propuesta pastoral para la Familia Vicentina, pero dado que este año el llamado es a ACOGER, es muy pertinente que nuestro discurso a favor de los pobres se torne en realidades concretas que alivien la situación de los migrantes, situación que debe ser leída a la luz de los signos de los tiempos.

Sobran los argumentos Bíblicos para convencernos que la migración es una situación por la que pasaron los Israelitas, y por qué no, el mismo Dios que caminaba con ellos. Una escenario parecido a la del Hijo del Hombre que no tenía donde reclinar la cabeza.

1. PREDICACIÓN A FAVOR, NO EN CONTRA

Los pastores desde los púlpitos están llamados a través de la palabra a promover un discurso en favor de aquellas personas que llegan a nuestros países, jamás un cristiano puede promover el odio o la xenofobia. Es cierto que hay situaciones particulares que desdibujan al migrante, algunos de ellos cometen actos delictivos, pero no se puede juzgar el colectivo, no podemos caer en generalizaciones.

Nuestra sociedad actual, es una sociedad frágil que se deja llevar por la noticias o por el sentimentalismo que muchas veces promueve actuar instintivamente. San Vicente de Paúl nos habla de que entre más difíciles son los pobres, con más amor debemos responderles, por eso no podemos caer en el pesimismo frente al servicio o creernos superiores porque estamos ofreciendo una ayuda. Entre nosotros generemos una cultura de diálogo y fraternidad entre las personas que llegan como extraños a nuestras tierras.

2. UN CHALLENGE POR VENEZUELA

Es muy popular entre los cibernautas realizar diferentes tipos de retos que son grabados y subido al internet con algún hastag (una palabra antecedida por el signo #), estos retos a su vez son replicados por los seguidores y demás personas. Quisiera invitar a los vicentinos del mundo a entrar en esta dinámica a favor de los migrantes, y compartir su apostolado con los migrantesn sean venezolanos o no, con el #VicentinosPorVenezuela (o según corresponda a su lugar o realidad).

Salgamos a las calles a compartir con ellos un plato de comida o por lo menos atender las necesidades fundamentales de los migrantes. Seamos hombres y mujeres capaces de sentarnos en las aceras para compartir con el anciano, el niño, el adulto o el joven que se encuentra sin techo. Seamos sensibles ante el sufrimiento y no quitemos la mirada al dolor y la desesperación, antes bien, encaremos esos infiernos que encontramos a diario y sumergen a las personas al olvido o la muerte.

3. FAROS DE ACOGIDA, PARA ILUMINAR LAS INDIFERENCIAS

Es cierto que las estructuras de nuestras parroquias o casas curales nos impiden muchas veces abrir las puertas para acoger a los que no tienen techo, pero ¿Qué les parece si un domingo al mes la ofrenda se destina a colaborar con un arriendo de una familia pobre? o entre los miembros de un grupo apadrinan una familia y buscan la forma de realizar con ellos una obra de cambio sistémico (buscando su promoción).
Debemos hacer verdaderos sacrificios para acoger con amor a quién está sufriendo, entremos a las casas, muchas veces en hacinamiento, y descubramos esas necesidades, dejémonos tocar por las situaciones precarias en las que muchos de ellos viven y al dejar de lamentarnos empecemos a actuar.

4. RECOLECTAS DE MEDICAMENTO

El Seminario Interno 2018 de Colombia, contaba con tres seminaristas de la Región de Venezuela, juntos planearon un programa de recolección de medicamentos para enviar al vecino país, el Seminario Villa Paúl se convirtió en un punto de recolección de medicamentos esenciales que son escasos en Venezuela y al estilo de “red de libertad” se lograba llevar el medicamento a los venezolanos.
Una propuesta práctica que podemos poner en marcha en nuestras parroquias o movimientos vicentinos.

Tendamos la mano a aquel que pasa por en medio de nosotros, desprotegido, desfigurado, hambriento o desnudo, al final de nuestros días cuando deseemos encontrarnos con Jesús en la eternidad, habremos de recordar con profundo dolor las veces que permanecimos indiferentes ante su paso vacilante entre los pobres.

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